El portero, un ‘parapenaltis’ que colecciona víctimas

Sin necesidad de marcar, los porteros también son capaces de llevar a sus equipos a una finalísima. Como Ter Stegen (28 años). Durante el partido ante la Real Sociedad, en Córdoba, sacó dos manoplas estratosféricas, una en el lanzamiento de una falta, y en la tanda de penaltis atajó dos con una precisión de portero curtido, experimentado y aplicado. Hasta seis paradas contabilizó frente a los vascos, igualando su mejor registro como azulgrana, contra el Dinamo de Kiev en el Camp Nou esta temporada en la Champions.

Nada es al azar cuando su colección recoge nombres con empaque mundial. El último, un Oyarzábal que si bien le había marcado uno durante el encuentro, disponía del cartel de infalible sin ningún error en los 17 lanzados. Con su habitual frialdad, sin mover ninguno de los dos pies de la línea de gol, gesticulando para desconcertar a sus rivales, Ter Stegen dio una lección de cómo parar, hasta el extremo que Iker Casillas debió justificar un ‘tuit’ en el que no aparecía como uno de los mejores porteros del mundo. Sólo en la Champions League, ha parado cuatro de los seis penaltis que le han tirado en desde que juega en el Barça.

A Ter Stegen le han lanzado 27 penaltis, de los que ha parado 12, cerca de la mitad, y le han batido en 15, tandas al margen. Unos números que certifican su prestigio. En la Supercopa de España, el último que se atrevió fue Ben Yedder (Sevilla, 2018) y acabó lamentando su error. Su colección de víctimas pone en valor sus logros. Maxi Gómez (Valencia, 2020), Thomas Müller (Bayern de Munich, 2014), Kun Agüero (Manchester City, 2015), Edin Dzeko (Roma, 2015), Moussa Dembélé (Celtic, 2016) y Marco Reus (Dortmund, 2020). Uno de sus verdugos de la elite es Antoine Griezmann (Atlético de Madrid, 2016) y otro Daniele de Rossi (Roma, 2018).

Ter Stegen trabaja las penas máximas pero no es de estudiar a sus rivales. El portero azulgrana, 22 años después de que el holandés Ruud Hesp brindara una Copa del Rey en Mestalla en la última tanda que habían disputado los azulgrana hasta la fecha, completó en esta Supercopa uno de los partidos de su vida. Intimidó a Antes de intimidar a Willian José, a Bautista y, sobre todo, a Oyarzabal, que con lágrimas en los ojos reconoció que el muro alemán le impidió una nueva alegría. El abrazo de todos sus compañeros ponen énfasis a una gesta que no olvidará