El campeón de la épica
o es el más elegante ni la perfección técnica. Unas características que corresponderían más al suizo Roger Federer. Como tenista completo, inaccesible en sus momentos brillantes, quizá Novak Djokovic tendría más que decir. No para pocos especialistas ‘Nole’ es el más dotado para este deporte. Pero nadie aporta cosas tan diferentes como Rafa Nadal.
Su idilio con la épica es una bendición. De repente la final del Godó 2021 se convierte en mucho más que un partido de tenis. Está a punto de ganar, luego casi pierde. Y conduce a la gente al éxtasis. Si además acompaña Stefanos Tsitsipas,
fiesta completa.
En tierra batida firma números impensables cuando en 2005 hizo su primer doblete Montecarlo-godó y se metió en un top-10 del ranking mundial del que no se ha apeado: son 814 semanas seguidas en la élite. Miren un vídeo de 2005 y lo comparan con esta final. La progresión del balear resulta admirable, da testimonio de su enorme evolución. No hay secreto en su formación, basada en unos principios sólidos de trabajo y superación.
Mantiene viva la ilusión de entrenar cada día. No por puro divertimento o porque toca, sino porque quiere sentir que mejora, se supera.
Nadal tiene un don especial para que nada sea normal, ni cuando se halla en plenas facultades y arrasa, como en el último Roland Garros ,nisi tiene que vencer dudas como con las que llegó a Barcelona.
Es único, irrepetible ●