Esperando al mejor Nikola Mirotic
En el Barça de baloncesto hay un antes y un después de la llegada de Mirotic. Su fichaje tuvo tres virtudes. Fue un balón de oxígeno para una sección que estaba tocada, fue un golpe moral para el Madrid ver que un ex suyo volvía de la NBA para fichar para el Barça y fue, especialmente, un rearme deportivo para un equipo que llevaba años falto de liderazgo. La aportación de Mirotic fue, desde el primer día, de rendimiento inmediato. Lo fue con Pesic y lo es con Jasikevicius. Sólo desde su rol fundamental en el juego de ataque y en el compromiso ganador, se explica que el Barça terminase líder destacado de la larga y dura fase regular de la Euroliga, por delante de gigantes como el Efes o el CSKA. Sus números, en toda esa fase, son espectaculares. Hasta el punto que ha sido el MVP de toda esa Liga. Nadie ha aportado tanto como él. Perfecto. Pero, de pronto, en los dos partidos de playoff en el Palau, el Zenit le ha cortocircuitado. La defensa a la que le ha sometido el equipo de Xavi Pascual no le ha dejado ni un tiro cómodo cerca de la canasta. Como más dentro de la pintura, más obstaculizado. El 2 de 6 en tiros de 2 del primer encuentro, así lo demuestra. El 1 de 6 del segundo partido, aún peor. Sus 8 puntos, en 31 minutos, son demasiado poca aportación. Hoy, en San Petersburgo, necesitamos al mejor Mirotic