El lujo de prescindir de Pere Jansà
El “sottogoverno” del Barça, esa capa de ejecutivos supervivientes del Club que con los años han conseguido saber mandar tanto como los directivos y hacerlo de manera sibilina , habla bien de Ferran Reverter, el nuevo CEO. No acostumbra a pasar. Del nuevo jefe, se acostumbra a rajar, sea porque llega con nuevas ideas o por su distinta forma de hacer. Que hablen bien de él es, pues, un mérito para Reverter al que los socios todavía no conocen ni la cara ni la voz. Es lógico que el primero de los ejecutivos del Club vaya moviendo piezas y recurra a los afines a Laporta en los cargos importantes. Pero, a veces, antes de cortar según qué cabezas hace falta más información o, al menos, un conocimiento de causa más profundo y menos sesgado. Así, ya dijimos aquí que la precipitación de no dejar terminar la temporada de baloncesto a Nacho Rodríguez y Albert Soler era una herejía. “Manca finezza”. Lo que es un error mayúsculo, que el Barça no se podía permitir, es prescindir de Pere Jansà. Jamás habíamos tenido un director del área social tan eficiente y válido. Sí, se estrenó en el cargo con Rosell, pero desde entonces ha demostrado ser el máximo conocedor del tema, conciliador en los conflictos peliagudos, perseguidor de fraudes distintos (reventas, falsos abonos) y siempre a punto de dar el mejor servicio al socio. Despedirle es descapitalizarse. Un grave error