Mundo Deportivo

Aymar Navarro, el bombero del freeride

A sus 31 años, el esquiador aranés ha hecho historia en el esquí freeride mientras su trabajo de bombero se lo permite

- Celes Piedrabuen­a

Asegura que de pequeño sólo veía esquís y camiones de bomberos. Mientras otros niños daban patadas a un balón de fútbol, botaban uno de baloncesto o jugaban a indios y vaqueros, él se divertía jugando con los camiones de bomberos. “Mis padres me llevaban a un parque de bomberos y era el niño más feliz del mundo”, asegura Aymar Navarro. Aymar es uno de los pioneros del freeride a nivel nacional. Más allá de las pistas de esquí, de las competicio­nes alpinas que transcurre­n en estadios con recorridos marcados, existe otro tipo de esquí, más natural y libre, que tiene en Aymar a uno de sus mejores exponentes, tal como acreditan sus resultados en el Freeride World Tour (FWT), que vendría a ser algo así como una Copa del Mundo del esquí fuera pista. Estas competicio­nes se disputan en las montañas más espectacul­ares, por cuyas canales y laderas los esquiadore­s tienen que demostrar su destreza manteniend­o el equilibrio, jugándosel­a, buscando líneas imposibles y realizando saltos impensable­s. El esquiador que mejor plasma esta suma de habilidade­s es el que mejor puntúan los jueces que deciden qué esquiadore­s son mejores, y las puntuacion­es de este año han indicado que Aymar es uno de ellos.

De hecho, este año ha hecho historia al acabar 3º en el Xtreme Verbier (Suiza), que vendría a ser como las finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino o las ATP Finals de tenis, a las que sólo tienen acceso los mejores. Jamás ningún esquiador español lo había logrado, y con su presencia Aymar demostró que acertó el día que decidió dejar el esquí alpino.

Nació en junio de 1989 en el seno de una familia humilde de pescaderos de Les, en el Valle de Arán. Los primeros esquís se los calzó a los tres años y estuvo hasta los 17 practicand­o esquí alpino, hasta que se cansó, hasta que vio que lo que hacía no le divertía. “El último año no me encontraba motivado. No me despertaba con ganas de ir a esquiar. Se me hacía pesado y perdí la motivación, hasta que decidí dejar el esquí alpino porque no quería perder el amor por la montaña y aburrir el esquí”, explica. Por fortuna, al año de dejar de competir en esquí alpino ya se juntó con otros esquiadore­s del Valle de Arán que hacían freeride, entendiend­o como tal el esquí que se realiza fuera de las pistas marcadas, por pendientes vírgenes, donde el contacto con la naturaleza es más puro, pero también más peligroso. Sus primeras incursione­s no fueron fáciles, ya que como cualquier deporte requiere del material adecuado y él calzaba los mismos esquís que utilizaba en las pistas de esquí, del todo carentes de la flotabilid­ad y maniobrabi­lidad necesarias, hasta que alquiló unos esquís y ya cambió de todo, y hoy compite con unos esquís Atomic Backland 117, ligeros, de suave manejo y una gran flotabilid­ad.

Desde entonces su carrera no dejó de progresar. Fue el primer español que entró en el circuito del FWT. Ha tenido actuacione­s memorables. También graves accidentes, y a sus 31 años ha alcanzado una gran madurez, en un estilo de esquí que también ha evoluciona­do hacia el freestyle, los saltos y acrobacias, pero él, más de freeride, de velocidad y bajar por cualquier lugar, ha tenido que ir aprendiend­o. Para ello, tiene la suerte de tener un trabajo que no deja de ser su otra gran pasión, que le permite entrenar y acudir a las competicio­nes, ya que Aymar trabaja de bombero en Pompiers Emergèncie­s y en el grupo de rescate de montaña GRM Val d’aran, y cuando no está ni compitiend­o ni trabajando por la seguridad del resto de personas también está esquiando. Inventando proyectos con los que busca nuevos retos, como el The Check Project by Ford, que le lleva a afrontar descensos en esquí inéditos, valiéndose de técnicas de alpinismo para las ascensione­s. Unos retos que dejan unos vídeos y unas imágenes espectacul­ares, que enamoran y causan admiración en las personas amantes de la naturaleza y del riesgo, del riesgo controlado.

Y lo mejor es que los éxitos de Aymar crean escuela. El alumno más aventajado es Abel Moga. Tiene 19 años, esquía desde los 4 y tras los buenos resultados de este año en el Freeride World Qualifier (FWQ), la próxima temporada competirá ya en el FWT junto a Aymar. Y, como él, también es de un valle de Arán que se ha convertido en la mejor fábrica del freeride nacional ●

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FOTOS: MARRAMEDIA, @POMPIERSEM­ERGENCIES Aymar Navarro ha hecho de sus dos pasiones, el esquí y los bomberos, su profesión
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