EL CITY YA ES FINALISTA
→ Guardiola hace historia tras eliminar en semifinales a un lastrado PSG sin Mbappé → Di María acabó expulsado, desquiciado después de los dos goles de Mahrez
→ La Champions premió con la final al City, tierra soñada por el jeque y por Guardiola. Todo empezó hace mucho, allá por 2008, y ha tardado en llegar, puede que por encima de cualquier expectativa. Pero al fin se ve el club a las puertas del trono en Europa después de eliminar a un mermado PSG, sin rastro del lesionado Mbappé. Pochettino no mantuvo su idilio en el Etihad, castigado por un City mejor, sostenido por Fernandinho, omnipresente a sus 36 años, y redondeado por el apetito de Mahrez, autor de los dos goles.
Se le terminó pronto la mecha al equipo parisino, envarado por un City impenetrable. Incapaz de encajar el adiós a Europa, Di María se fue expulsado por una entrada a Fernandinho y el equipo se cargó de tarjetas, sinónimo de la impotencia que sintió en el Etihad. Se graduó Pep en la Champions con el City, que se ha hecho mayor tras haber aprendido de cada mala experiencia, ahora con destino a Estambul con la sensación de que ya ha hecho historia.
El PSG no fue diminuto de inicio, dispuesto a rebatir al City como en la ida. Nadie le aportó más personalidad al equipo como Neymar, pero el brasileño echó en falta a su mejor camarada. Prueba de que la cojera de Mbappé al llegar a Manchester no era una escena teatral para confundir a Guardiola sino la confirmación de que no iba a ser titular. Sin duda la peor de las noticias para Pochettino, entregado a las ideas del 10. El PSG volvió a arrebatarle la pelota a su rival.
No porque el City quisiera desentenderse de ella sino porque no supo quitársela a Verratti. Salió en tromba el PSG, a quien le duró poco la felicidad tras un penalti señalado a Zinchenko por una mano que no fue. El árbitro se desdijo de inmediato al pasar por el VAR. Pequeño susto para el cuadro inglés, algo pesado en su cancha después de que granizara durante toda la tarde. El hielo fue un enemigo para cualquiera, especialmente para Foden, Gündogan y De Bruyne.
Aunque atesora el City la suerte que hay que tener para llevarse la Champions o al menos para estar a las puertas de hacerlo. Sin que se hubiera asomado anteriormente a Keylor celebró el tanto de Mahrez en una jugada dibujada por Ederson. El arquero tiene visión panorámica, autor de un pase al espacio para que Zinchenko asistiera a De Bruyne. La carambola del remate del belga acabó en la bota derecha de Mahrez, que ajustó el golpeo para acercar al City a la final de Estambul.
El 1-0 obligó a Neymar a echar un cable. Ocurre que al astro no le dio para trascender por todas partes. A veces quedó tan descolgado del ataque que al City no le importó que mimara la pelota a cincuenta metros de Ederson. No hizo daño. Cuando amenazó con hacerlo saltó la alarma de un City que fue a por él a base de pequeñas faltas. Ninguna castigada con tarjeta por Kuipers, buena forma de darle pábulo a un equipo que tuvo entre ceja y ceja anular al 10.
Al PSG no le acompañó Icardi, especialista secundario, esta vez desconectado de la realidad. A falta de que surgiera el ariete apareció Marquinhos con un intento de cabeza a la madera y otro con demasiada rosca de Di María. Poco a poco el City anestesió un encuentro en el que Neymar perdió efervescencia. Como ocurrió en París, el equipo de Guardiola fue dueño del segundo tiempo, sobresaliente en la presión, solidario para abrochar el pase a la final de la Champions.
Se apagó el PSG, fundido por el control de un City que acreditó haber madurado. Tuvo mucho aplomo, coronado con otro gol de Mahrez. El más juguetón de la clase, un futbolista que nunca cae en la mediocridad. El extremo argelino sopló a la red una gran trenza entre De Bruyne y Foden, la chispa que le faltó al PSG para perder los papeles. Una patada innecesaria de Di María a Fernandinho fuera del terreno de juego le enseñó el camino a vestuarios. Mala imagen de un equipo al que le faltó saber perder. Guardiola y el City estarán en la final de la Champions ●