SUPERDJOKOVIC
→ El serbio remonta dos sets a Stefanos Tsitsipas para ganar una gran final: 6-7(6), 2-6, 6-3, 6-2 y 6-4 → Segundo Roland Garros del nº 1 mundial, que con 19 Grand Slams se pone a tiro de los 20 de Nadal y Federer
→ El serbio Novak Djokovic, 34 años y nº 1 mundial, sufrió pero acabó sacando rédito a su segunda victoria sobre Rafa Nadal en Roland Garros. Algo que no había sucedido en 2015. Temió ‘Nole’, y sus seguidores, que se repitiera el guion, pero lo cambió dándole un giro radical a su final con el griego Stefanos Tsitsipas, 22 años y nº 5, muy arropado por la mayoría de los 5.000 aficionados de la central.
Era un día con mucha historia. Siempre lo es si en cancha hay uno de los tres miembros del ‘Big 3’ (Federer, Nadal, Djokovic). En su sexta final en París y vigésimo novena de Grand Slam, la trascendencia del duelo casi traiciona al serbio, que reconvirtió a tiempo los efectos nocivos en alicientes extras para rebelarse contra sus propios temores y firmar un triunfo que puede conducirle a un estrato superior en la lucha por ser el más grande.
Ganó Djokovic, a sí mismo y a un brillante Tsitipas, 6-7 (6), 2-6, 6-2, 6-3 y 6-4 en 4h.11’ de excepcional partido. Reina en Roland Garros por segunda vez, tras la victoria sobre el británico Andy Murray en 2016, edición en la que Nadal se retiró en tercera ronda por una lesión de muñeca. Une su éxito en Francia al conseguido en el Open de Australia, poniéndose con su 19ª corona de Grand Slam a tiro del récord de 20 de Rafa Nadal y el suizo Roger Federer. Y las dos últimas ediciones de Wimbledon han sido suyas. Mantiene viva la hazaña de completar un Grand Slam la misma temporada, rememorar lo que hicieron en su día el estadounidense Don Budge y el australiano Rod Laver, aunque cuando la pista dura no existía y la hierba se imponía y la tierra gala era una excepción.
Cómo no iba a sufrir. El ‘Big 3’ también siente y padece. Son seres humanos con una doble capacidad deportiva: arrollar rivales a la menor oportunidad, aunque también someterlos sabiendo lidiar con las mayores dificultades. La épica les alimenta.
Soñó en grande Tsitsipas, con razón porque ha progresado mucho y está demostrando ser el tenista que más se acerca a los tres grandes. El esfuerzo y la inexperiencia pagaron peaje a su talento y decisión. Entró a divertirse, con 2-0 el panorama se puso serio también para él. Lógico, se halló ante una situación tan atractiva como intimidatoria. Se dejó cuerpo y alma. Condujo al límite a Djokovic, un funambulista que danzó sobre la cuerda floja hasta sujetarla y sumar su 84º título global, decimosexto en tierra. Once victorias consecutivas llegando a París desde la obtenida en Belgrado 2.
Djokovic es el quinto vencedor de Roland Garros levantando un 0-2 en una final: Borg a Orantes en 1974, Lendl a Mcenroe en 1984, Agassi a Medvedev en 1999 y Gaudio a Coria en 2004. “Ha sido muy difícil física y mentalmente, con dos sets abajo, pero he creído en mí”, indicó el serbio, que ya había levantado un 0-2 ante el italiano Lorenzo Musetti en octavos.
Lo festejó a cámara lenta Djokovic.
Saboreando cada instante. Lloró Tsitsipas escondido en su toalla. “No me quiero parar aquí, ni este año ni en Roland Garros”, advirtió. Es un caníbal. Por instantes se cernió la final de 2015, cuando Stan Wawrinka, de revés a una mano y derecha directa como Tsitsipas, borró a un inquieto serbio, que tuvo 6-5 y saque en la manga inicial, y se le escapó. El ateniense vibró, aunque pasó de la diversión a la responsabilidad y conoció la tensión. Pidió asistencia antes del cuarto set. Se dejó el alma. Está cerca, pero Djokovic cerró como un supercampeón ●
LAS FRASES
Novak Djokovic
“¿Hacer un Grand Slam este año? Todo es posible. Estoy más cerca de Rafa y Roger, y seguiré la caza, pero sin comparaciones”
Stefanos Tsitsipas
“Dejó la pista con 0-2. No sé qué pasó, pero cuando volvió era otro y mejor jugador”