Xavi Pascual, un último detalle
Mucho hemos escrito ya sobre lo injusto, incomprensible e inexplicable de echar del Barça a David Barrufet y de despedir a Xavi Pascual. Las bondades del entrenador quedan sobradamente reflejadas en el palmarés del equipo y en la trayectoria de 12 años. Incluso en la elegancia a la hora de irse, sin una mala palabra para nadie. Pero hay un último gesto del Pascual que ha pasado demasiado desapercibido. En el partido más importante –por ser la final de la Champions y por ser el últimodejó a Alex Pascual fuera de la convocatoria. A pesar de tener a Mortensen sin suplente en el extremo izquierdo, el entrenador pensó en el equipo antes que en la familia y prefirió tener a un central renqueante como Palmarsson en el banquillo por si le necesitaba a cambio de renunciar a la gloria del hijo. El islandés no llegó a jugar. Y, en cambio, su hijo –en lo que iba a ser también su último partido en el Barça- vio la final desde la grada. Y animó como el que más. Dejar fuera de la convocatoria a Alex fue una última lección de profesionalidad y, sobre todo, de barcelonismo