Los campeones van de menos a más
En los campeonatos de selecciones la historia nos recuerda que es mejor fallar al principio, en el tramo inicial, que más adelante, cuanto un mal día te condena a la eliminación sin remedio.
Nosotros, la España de los ochenta, empatamos el primer partido frente a Rumanía en la Eurocopa del 1984 y entonces nos dieron por liquidados (además de ponernos verdes en la prensa) en aquella edición del torneo celebrada en Francia. A la postre, llegamos a la final y estuvimos muy cerca de lograr el título empujados por un motor bien denominado como amor propio.
En el Mundial de Sudáfrica 2010, Suiza nos ganó (sólo en el marcador) pero luego desatamos la tormenta futbolística hasta acabar reinando con el fabuloso ‘Iniestazo’ ante Países Bajos en la final. Sucede que cuando te señalan, te picas