Hijo de Van Gaal y discípulo de Koeman
Louis descubrió su talento y Ronald le recuperó situándolo de ‘9’
→ No le llamen Depay, él es Memphis. Así le gusta que le nombren. Depay, el apellido paterno lo quiso abandonar igual que hizo su padre con su familia cuando el ahora futbolista tenía 4 años. El nuevo fichaje del FC Barcelona creció en Moordrecht, a las afueras de Rotterdam, y jamás lo tuvo fácil. El propio delantero recuerda que se crió en a jungla. ¿Y quién es el rey allí? Pues por eso lleva tatuada la cara de un león en toda su espalda.
Es uno de los 47 ‘tattoos’ que luce por todo el cuerpo. Memphis (27 años) siempre resistió en un entorno complicado. Sobre todo gracias al fútbol y a su abuelo, quien le adoptó y le inculcó la pasión por el balón. A él también lo lleva en su cuerpo, en el brazo izquierdo, cerca del corazón.
Empezó de extremo izquierdo
Durante su infancia la figura paterna la adquirió su abuelo. En el fútbol, fue Louis van Gaal, quien le dio la oportunidad de disputar el Mundial de Brasil con 20 años. Entonces,
Loco de los tatuajes, sentó la cabeza en Lyon tras tocar fondo en el United con Mou
Memphis Depay jugaba en el PSV como extremo izquierdo. El ex técnico del Barça y de la selección holandesa le vio algo distinto y fue el primero que lo colocó más centrado, más cerca de la portería, como segunda punta. En Brasil se convirtió en el holandés más joven en disputar un cita mundialista y allí se convirtió en un joven crack emergente.
El propio Van Gaal se lo llevó al Manchester United al año siguiente. Joven, inmaduro, con un pasado difícil... y se convertía en estrella en el club más popular del mundo. La fama y el salto a un grande le hicieron perder la cabeza. En Inglaterra, pasó de Louis a Mourinho, que no le dio continuidad y quedó relegado al banquillo. Entonces tocó fondo. “Jugaba en uno de los mayores clubs del mundo, vivía en una hermosa casa con piscina, con mi mejor amigo, Gigi, y conducía un Rolls Royce. Pero era infeliz”, apunta en su biografía ‘Corazón de león’. Memphis sufrió episodios de ira: “A veces mi frustración me hacía explotar, de pura rabia, y un día... hasta golpeé a mi mejor amigo en casa”. Aquello le hizo darse cuenta de que debía cambiar. Centrarse de nuevo en el fútbol y sentirse importante como lo fue en el PSV. Estaba en la cola del león y le tocaba ser humilde y volver a la cabeza del ratón.
Encontró la oportunidad en Lyon. El Olympique apostó por él y fue entonces donde explotó futbolísticamente. Volvió a la casilla de salida. A un club grande pero de una liga menor. Empezó a jugar más por el centro (ha disputado casi la mitad de los partidos como referencia ofensiva) y demostró su eficacia goleadora. En 178 partidos logró 76 goles y aportó 55 asistencias.
En Francia, donde ha jugada cuatro temporadas y media y acabó como capitán, ha demostrado ser un futbolista versátil, dinámico y que es capaz de jugar en todas las posiciones atacantes, aunque se desenvuelve perfectamente como ariete. Con el Lyon convenció a Koeman cuando era seleccionador holandés y Ronald fue clave para él porque le ofreció la oportunidad de jugar como delantero centro en la ‘oranje’. Es por ello que la continuidad del técnico neerlandés era clave para la llegada de Memphis ●