Cuidado, con C de Carreño y Camacho
Las retransmisiones de Carreño y Camacho en la Eurocopa funcionan por inercia
El sábado, el España-polonia de Telecinco servía para confirmar que las narraciones futbolísticas han quedado estancadas. Escuchar a Carreño, Camacho y Narváez es la prueba de la desidia profesional. El ejemplo más claro de la inercia televisiva más simplona. Las grandes competiciones futbolísticas como espectáculo que funciona sin necesidad de mucho esfuerzo. Las veces que Carreño y Camacho llegaron a repetir hasta la extenuación el innecesario ‘¡cuidado!’ y el inútil ‘¡ojo!’ como muleta narrativa para llamar la atención del espectador nos transporta a Mundiales y Eurocopas pasadas. Siemprelomismo.esinclusounactoreflejoinconsciente más propio del aficionado espontáneo que del profesional que debe exigirse algo más que el comentario de sofá.
¿A quién piden que vaya con cuidado? ¿A los jugadores que no pueden escucharlos o a los espectadores que ya lo están viendo? Es la prueba de la falta de tensión, el parche que les sirve a ellos mismos para activarse en una jugada, lo que les desconecta de la inercia cuando tienen la sensación de que va a pasar algo.
Las obviedades de Camacho no es que delaten la falta de preparación del partido. Es que parece decir lo primero que se le ocurre cuando intuye que le llega el turno de aportar algún comentario: “¡Ahora a ver qué hacen ellos!” apunta con pretendido ingenio después de que
España se adelante en el marcador con el gol. “Gerard Moreno tiene el balón en la mano. Imagino que va a chutar él” indica perspicaz el comentarista justo antes de lanzarse el penalti. “¡Un penalti que lo más normal es que entre!” insiste en un laborioso ejercicio de reflexión futbolística. No hay rastro de comentarios que demuestren una trayectoria profesional, un nivel de conocimiento superior al de la audiencia que avale su rol en la televisión. El espectador tampoco percibe que los comentarios le sirvan como lectura complementaria del encuentro. Sus voces son un ruido de fondo, un runrún familiar que se asocia a la cadena y al fútbol. Es curioso como desde la televisión exigen al técnico y a los jugadores un virtuosismo profesional, una entrega y una genialidad para marcar las diferencias, pero después ellos no se aplican el cuento ●