El quinto baile olímpico de Allyson
Con su mejor marca en 400 m. desde hace cuatro años, Allyson Felix ha logrado en los Trials USA el pasaporte a sus quintos Juegos, en los que puede conquistar su décima medalla olímpica
La misma historia se repite cada vez, y van cinco. Allyson Felix tenía 17 años cuando fue olímpica por primera vez, en Atenas 2004, bautismo del que salió con una plata en los 200 metros. Pekín, Londres y Río fueron construyendo un palmarés descomunal con nueve podios olímpicos, seis oros y tres platas, que la mantiene empatada con Merlene Ottey como la plusmarquista histórica de preseas en el atletismo femenino. Pero Allyson, pese a atravesar dificultades dignas de alumbrar un guión cinematográfico, no ha dicho basta: a sus 35 años acaba de conseguir, en los Trials de selección de Estados Unidos, su quinto pasaporte a unos Juegos, que quizá le permita comvertirse en la más laureada de la historia, como ya lo es en los Mundiales con sus increibles 18 medallas.
Felix irá a los Juegos de Tokio porque solo una rival, también madre como ella, Quanera Hayes, la superó en la final de los 400 metros. Allyson, desde la calle 8, paró el crono en 50”02, una marca admirable a sus 35 años, de hecho la mejor que ha logrado desde 2017. “Me siento orgullosa de que sea una realidad. Hay mucho detrás de esto. Muchas veces, no estuve segura de poder conseguirlo”. Aún sin haber recuperado el resuello, ya estaba en la pista celebrándolo con su tesoro más preciado, su pequeña hija Camryn, responsable indirecta de que su patrocinador mejorase el apoyo económico a las deportistas con contrato durante su embarazo, tras una árdua lucha en la que Felix se significó sin miedo y logró un avance que sentó un precedente valioso para el resto de deportistas en su misma situación.
Pero hubo más problemas, el más dramático, las complicaciones en el parto de su hija hace dos años por culpa de la preeclampsia, una enfermedad
Felix superó una enfermedad grave durante el embarazo de su hija Camryn
No solo los podios la miden: también su guerra ganada a los sponsors
que solo aparece en el embarazo y que resulta grave tanto para la madre como para el bebé, a veces incluso con resultado de muerte. Allyson tuvo que someterse a una cesárea de urgencia para dar a luz. Todo salió bien, y la atleta quiso dar visibilidad a este caso protagonizando ‘Lo bueno es oro’, un documental que da a conocer esta enfermedad.
La pandemia de coronavirus, después, lo complicó todo aún un poco más. Felix tuvo que estirar su carrera un año más, alterando sus planes cuando, a su edad, cada año en el organismo pesa como una losa. Con las pistas y los gimnasios cerrados por el confinamiento, Allyson y su técnico, Bob Kersee, se echaron a la calle midiendo las distancias con pasos para no errar con el volumen de entrenamiento. “Desde que volví a entrenar todo fue un suplicio, siempre había un problema. La guerra con los sponsors, la pandemia... Pedía que algo me saliera bien y seguí peleando. Queería una última oportunidad”. Ya la tiene, y merecida