¿Barça global o Barça local?
El artículo 6 de los vigentes Estatutos del Barça lo dice bien claro: “La lengua propia del Fcbarcelona es el catalán y, como tal, es la que se utiliza de manera normal y preferente en todas las actividades del club”. ¿En todas? No. Hasta tres socios compromisarios esperaron siete horas de Asamblea el pasado domingo para, llegado el turno final, hacer tres preguntas prácticamente consecutivas que tenían la sensibilidad con el idioma como preocupación. Básicamente, constataron y denunciaron que en las redes sociales (Instagram, Facebook y Twitter), el catalán ha pasado a ser la tercera lengua. Primero se comunican las cosas en inglés, luego en castellano y, finalmente, en catalán. Así lo dijeron. Esos mismos socios pidieron que se revertiera el orden, que primero fuera siempre en catalán, por ser la lengua oficial del club y porque –así lo argumentaronantes de pensar en los aficionados de otros continentes cabía pensar en los socios-dueños del club que son a los que deben dirigirse en primer lugar.
Un Laporta sensible con el tema mostró su faceta más ejecutiva para decir que eso iba a ser cómo lo pedían los socios, desde ya. El caso no es ni anecdótico ni menor. El Barça es el Club de fútbol con más seguidores en las redes sociales. Más de 400 millones de perfiles siguen el Barça en todo el planeta y, por lo tanto, sólo una pequeña minoría están en Catalunya y, un numero mucho menor de ellos (140.000) son socios del Barça. Por eso, para evangelizar, seducir e informar, el club utiliza cada vez más el inglés, de forma prioritaria, como esa lengua comodín que entre todos nos hemos dotado para entendernos internacionalmente.
La marca Barça es, pues, muy potente globalmente pero sus socios reclaman la atención local, la sensibilidad mínima necesaria, el cariño de quilómetro cero. Por ahora, poco dinero se monetiza por el mundo a través de estos ‘supporters’ y, aquí en cambio, los socios y abonados se rascan el bolsillo dos veces al año. Y, por lo visto y oído en la Asamblea del domingo, más que estarían dispuestos a hacerlo. Escuchamos hasta cuatro compromisarios veteranos que estaban dispuestos a pagar, como hicieron en su momento, cinco años de abono por adelantado para ayudar económicamente el club, en este trance económicamente tan delicado.la lengua oficial es la que es y la lengua internacional, también. La solución es encontrar el equilibrio para no perder las esencias ni la identidad pero sin quedarse atrás renunciado a liderar el nuevo mundo del deporte.
Otra cosa es la que pidió una socia compromisaria de hacer que los chicos que pasaron años en el fútbol base, como Messi o Ansu, se suelten a hablar en público en catalán. Esto ya es harina de otro costal. Y una decisión personal en la que los contratos no pueden entrar, más allá de una cláusula de buenas intenciones. Papel mojado