Las duras y las maduras
El Covid ha arrasado con las previsiones económicas de casi todos los sectores, con la excepción del farmacéutico por motivos obvios. Pero en los demás, casi todo el mundo ha sufrido los efectos de la pandemia, incluido el fútbol. Este deporte se convirtió en un negocio para los clubs y las televisiones, pero también para los futbolistas y los entrenadores. En las épocas de vacas gordas, muchos jugadores y técnicos firmaron contratos multimillonarios. Y si además aparecía oportunamente la clásica oferta del PSG, pues aún más. Muchos cracks se aprovecharon de ello. En el Barça también, como recordó Laporta en la última asamblea y como admite Bartomeu sobre algunas renovaciones. Pero las vacas ahora están escuálidas y aunque los contratos están firmados, los jugadores no pueden escudarse en ellos viendo cómo sus clubs se desangran. Muchos ya van entendiendo que más que diferir pagos habrá que reducirlos. Y es cierto que lo que tienen firmado en su contrato es suyo legalmente, pero hay momentos que los legalismos no lo justifican todo. Los futbolistas saben cómo está el fútbol y quizás tengan que dar un paso atrás para poder, dentro de un año, dar dos hacia delante, con los ingresos ya recuperados. En este momento también les toca perder a ellos. Y si tienen alguna duda, que piensen en las decepciones que llevan encadenando los seguidores culés año tras año en la Champions, algunas durísimas, y nunca nadie les tocó el sueldo por ellas, ni que les cayese un 4-0 o un 2-8. Ante una pandemia mundial toca arrimar el hombro ●