Goles y espectáculo como medicina
El Camp Nou presenció el primer partido de una nueva era. Una época que, respondiendo a la idiosincrasia culé, muchos auguran triste y desafortunada. Pues bien, resulta que lo que algunos miles de privilegiados presenciaron el domingo fue todo lo contrario. El Barça que debía encontrarse sin goles ni alegría, testimonió seis goles y una primera parte para enmarcar.
Sin lanzar las campanas al vuelo porque la falta de Messi será más que evidente, el Barça de este nuevo curso será un equipo muy competitivo, solidario y trabajador. Se echará de menos el espectáculo del argentino, por supuesto, y también su magia y solvencia y, por encima de todo, sus apariciones cuando más se le necesitaba para resolver encuentros. Pero el culé también tiene razones por las que ser optimista y mirar con ilusión al futuro.
El domingo vimos debutar a Memphis y Eric García, ambos demostrando que tienen perfil Barça. Mientras que el holandés es creativo, listo, atrevido y con un gran golpeo de balón, Eric es un defensa técnico, que se anticipa, su salida de balón es extraordinaria y jugando con Piqué su falta de envergadura queda compensada. La naturalidad del primero y el pragmatismo del segundo. Me parecen dos piezas que pueden ser clave esta temporada.
Mentiríamos si no aceptáramos que del partido contra la Real nos sorprendió el buen posicionamiento del equipo y el planteamiento del encuentro de los de Koeman. Un Barça liderado por un Gerard Piqué que marcaba distancias cortas entre líneas, una delantera en la que en los inicios destacaron Griezmann y Memphis pero en la que un empedernido Braithwaite acabó siendo el protagonista ●