Una victoria que vale una vida
→ Jakobsen volvió a ganar después del terrible accidente sufrido en agosto de 2020 en la Vuelta a Polonia que pudo costarle la vida
→ Para Fabio Jakobsen era un sueño poder estar en una carrera como La Vuelta tras la grave caída sufrida hace poco más de un año en la Vuelta a Polonia que casi le cuesta la vida y más aún lo era ganar una etapa en la ronda española. Pero el ciclista neerlandés, que regresaba a la competición el 11 de abril en la Vuelta a Turquía, fue de menos a más a lo largo de la temporada y un mes antes del inicio de La Vuelta ya dejó constancia de la clase que nunca perdió con dos victorias en el Tour de Wallonie. 2º en la segunda etapa con final en Burgos de La Vuelta, el ciclista de Gorinchem declaraba antes de iniciarse la etapa que el final en Molina de Aragón no le iba mal del todo y que esperaba estar en la pelea.
“Será un sprint de potencia y espero estar ahí”, decía el corredor del Deceuninck tras el control de firmas en El Burgo de Osma. Agazapado la mayor parte de los 163,9 kilómetros de los que constaba la etapa, Jakobsen asomó en los últimos metros de la etapa para superar por potencia al francés Arnaud Démare y lograr la tercera victoria de la temporada y la tercera en La Vuelta, tras las dos conseguidas en el 2019.
Fabio y sus compañeros en el Deceuninck no se activaron hasta que a 13 kilómetros de meta los tres escapados casi de inicio eran engullidos por el pelotón. Canal y Madrazo del Burgos-bh y Bou del EuskaltelEuskadi fueron los corredores cabeza de carrera durante muchos kilómetros, hasta que el pelotón decidió echarles el guante. Por un momento dio la sensación que se los iban a comer a unos 30 kilómetros de meta, pero decidieron darles un poco más de cuartelillo, hasta que les pasaron por encima a 13 kilómetros de la llegada, cumpliendo los tres con el cometido que les toca y siendo elegido Madrazo como el ciclista más combativo del día.
A partir de este punto el pelotón cambió de color, turnándose en las primeras posiciones del mismo los equipos de los favoritos y los de los sprinters, rodando a casi 80 km/h por carreteras muy anchas en las que por fortuna no hubo que lamentar ninguna caída.
Susto del líder Taarmäe
LAS CLAVES Desenlace esperado 1 La etapa estaba diseñada para que finalizara al sprint y no hubo sorpresas
Sin alegría alguna 2 Tres valientes buscaron la gloria con una fuga que los sprinters no iban a permitir
Bueno, sólo una, la del líder, que se fue al suelo producto de los movimientos en el grupo. Pero por fortuna lo hizo dentro de los tres últimos kilómetros y no le contó el tiempo perdido en meta. Llegó el estonio Taaramäe lastimado en el hombro a meta, dolido en el alma y el orgullo, pero por fortuna hoy seguirá vistiendo el maillot rojo.
El final no era el clásico final de otros días que acaba con un sprint, precedido por una recta interminable, sino que antes del mismo había que saber negociar un par de curvas a toda velocidad, antes de desembocar en un último kilómetro al 6% de pendiente. Terreno en el que Jakobsen demostró ser el más fuerte, dedicando la victoria a su familia y a los doctores que le atendieron el día de la caída en Polonia y en los días posteriores, de la que se llegó a temer seriamente por su vida. Ayer, recibía las felicitaciones de todos los compañeros y rivales, sólo ellos saben lo mucho que ha tenido que trabajar y sufrir Fabio para abrazar de nuevo la gloria. Y es más que probable que no sea la última victoria. Hoy tiene una nueva ocasión ●
Final picado
3 El 6% de pendiente en el último kilómetro condicionó el dibujo y desenlace del sprint