El menosprecio hacia la prensa
A finales de julio, el Barça hizo la presentación oficial de Memphis en el Camp Nou. Los periodistas acreditados tuvieron que sufrir las incomodidades de trabajar en las butacas de los abonados de la primera grada que no están adecentadas para escribir. Así pues, tocó trabajar con el ordenador sobre sus piernas. En un acto que se hace para los medios (porque no hay público), se castiga a la prensa. Dijo el presidente que, por protocolo covid, el acto no se podía hacer en el Auditori 1899 donde sí se dan las condiciones de trabajo idóneas. 10 días después, el 2 de agosto, en la presentación de Emerson se repitieron escenario, incomodidades y la justificación presidencial. La culpa: el protocolo covid que impedía hacer el formato en otro espacio. Sin embargo, tan sólo tres días después, para la rueda de prensa de Messi ya había desaparecido el protocolo covid y, por arte de birlibirloque, ya se pudo preparar el acto en el Auditori. Eso sí, de nuevo, lo insólito: durante 15 minutos la prensa tuvo que abandonar la sala porque se tenían que hacer unas fotos “privadas” con los trofeos. Y ahí, la imagen todavía fue peor: los periodistas redactando la información más trascendental, la del adiós de Leo, sentados en el suelo del asfalto del parking. El siempre atento departamento de comunicación no puede convertir nuestro oficio en un “foc de camp”.