Diez años del ‘dedo en el ojo’ de Mourinho a Tito
→ Aunque a los seis días el técnico sólo pidió “perdón al madridismo” recientemente admitió “haber fallado”
→ Pasa el tiempo en un visto y no visto. El 17 de agosto se cumplieron diez años de una de las imágenes más bochornosas que hayan sucedido en un Clásico. En aquella noche de verano de 2011, José Mourinho, entonces técnico del Real Madrid, agredió al segundo entrenador del Barça, el fallecido Tito Vilanova, cuando se estaba acabando el partido de vuelta de aquella Supercopa que ganó el Barça en el Camp Nou. Instantes después del decisivo gol de Leo Messi, una entrada fuera de lugar de Marcelo a Cesc Fàbregas fue el preámbulo de la tangana que se organizó entre miembros de ambos equipos y que tuvo como infame colofón la agresión del ‘Special one’ a Vilanova, quien por la espalda sufrió el ataque del técnico merengue, raudo en introducir uno de sus dedos en el ojo derecho de su colega. Como un niño travieso, Mou se retiró de la escena dibujando una sonrisa. Tito reaccionó al increíble ataque del entrenador del Real Madrid con un manotazo en la nuca del agresor. La ignominiosa imagen copó las portadas digitales internacionales. En aquella época en que cada Clásico parecía una declaración de guerra y no un simple duelo de histórica rivalidad, la prensa mundial tuvo bastante más claro que por estos lares a quién había que culpar. “Mou, el malo, sombrío y envenenado”, escribió del técnico madridista ‘La Gazzetta dello Sport’. ‘Marca’ tuvo otra lectura. “Mourinho no estuvo acertado en una acción durante la tangana”. Seis días después, por escrito, Mou se disculpó “sólo ante el madridismo”.
La venenosa espiral de tensión fue más lejos cuando al siguiente partido en el Bernabéu, un Madrid -Galatasaray, Mourinho fue aclamado como nunca al ser nombrado por el speaker. Las pancartas en su favor proliferaron. Una resultó singularmente lacerante. Ocupaba todo un fondo y decía ‘Mou, tu dedo nos señala el camino’. Estuvo meses acompañando los partidos del Madrid e incluso visitó algún plató de tertulia televisiva de madrugada.
Semanas después, un socio del Real Madrid recriminó en la Asamblea del club las formas del técnico.
El presidente Florentino Pérez replicó: “Mourinho es el que mejor defiende los valores del madridismo. No tengáis ninguna duda de que esto es así”.
Otra secuela polémica fue el fallo del Comité de Competición, que ventiló la agresión de Mourinho con dos partidos de sanción y uno para Tito. La escasa diferencia de pena entre agresor y agredido se quedó definitivamente en nada cuando la Federación aplicó una amnistía general a raíz de la reelección presidencial de Ángel María Villar.
El dedo de Mou convirtió en ‘celebrity’ involuntario al impertérrito Josep Satorra, anónimo empleado del Barça durante décadas hasta esa noche, cuando fue bautizado por los internautas como ‘The Observer’. Aquella foto en la que se le veía hierático con su bigote entre el agresor Mourinho y el agredido Tito sirvió incluso para hacer camisetas.
Muy recientemente, en el libro ‘Manténganse locos y hambrientos’, del escritor portugués Joao Gabriel, amigo de Mourinho, el técnico entonó ya un ‘mea culpa’ sin matices: “Yo fui el que falló, no debería haberlo hecho. Claro que no, la imagen negativa se queda para siempre. Tito no tuvo nada que ver con eso. Lo siento por él”. Curiosidades del destino, este indeseable décimo aniversario trajo en el último Celta-atlético la imagen del celeste Iago Aspas metiéndole uno de sus dedos en un ojo del colchonero Mario Hermoso. Por fortuna, Aspas no tardó lo que Mou en “pedir disculpas por el feo detalle”. Apenas un rato ●
Una pancarta estuvo meses colgada en el Bernabéu : “Tu dedo nos señala el camino”