Lost in translation
Todo va muy rápido. Dentro de unos días se cumplirá un año del famoso burofax de Leo
Messi. Fue el 25 de agosto de 2020 y parecía que se acaba el mundo del futbol y la historia del Barça. Un año después (y sin burofax) Messi es nuevo jugador del PSG. Lo de Messi me pilló en Tokio cubriendo los Juegos Olímpicos y de madrugada. Nos fuimos a dormir con alguna información que alertaba de complicaciones para cerrar su renovación con el Barça y nos levantamos con un comunicado oficial confirmando que no seguiría en el club de su vida. El único en el que había jugado hasta entonces.
Tuve que leerlo dos veces, pero aún y así, me pareció una noticia lejana. Como si no fuera conmigo del todo. Yo estaba en la otra punta del mundo, absorto entre Simone Biles o Caeleb Dressel entre otros tantos deportistas que encerraban mi día a día. En Tokio no se hablaba de Messi. Mi realidad era otra. Mi percepción de la actualidad era completamente distinta. En aquel momento me vino a la cabeza la película ‘Lost in translation’ protagonizada por Bill Murray y Scarlett
Johansson. Dos desconocidos que coinciden unos días en un hotel de Tokio y viven una realidad paralela antes de volver a su día a día. Así estaba yo en mi hotel de la capital japonesa. Viviendo una realidad paralela y sintiéndome mal por no poder apreciar esa noticia histórica para el mundo del fútbol y para el Barça. Mi cerebro era incapaz de descifrar la importancia de ese comunicado. Estaba perdido en la traducción.
Afortunadamente, todo va muy rápido. Messi ya sonríe en París. El Barça ya sabe ganar sin Messi. El público ha vuelto al Camp Nou. En Tokio empiezan los Juegos Paralímpicos. Y yo he aceptado mi realidad ●