En estado de crash

Arrancó la temporada, pero muchos seguimos en estado de crash. Una forma de estancamiento y bloqueo mental, descrito en el coaching que se produce cuando nos resistimos a los cambios o nos vemos incapaces de pensar en nuevos horizontes.

El despido de Leo Messi ha supuesto un duro golpe para todos aquellos que amamos al Barça. Esta vez, la mentira de Laporta no tuvo la contrapartida de fichar a Ronaldinho. Como decía mi admirado Lluís Canut, vendemos a los buenos para pagar a los malos.

No nos queda otra que aceptar y mirar hacia adelante, amparados en aquello de que la vida es cambio, pero esto no implica que se deban rehuir las responsabilidades y penar los delitos. El de Bartomeu ha sido arruinar al Barça con fichajes poco rentables, además de engordar a las vacas sagradas. El de Laporta parece ser el de montarse los asados con Florentino, en vez de arreglarlo con Messi. La Superliga vale un Leo y huele a chamusquina.

Siempre nos quedará culpar a los rancios estamentos de la Liga, pero la verdad es que aquí perdemos todos. En particular, lo que más me duele de toda esta situación es que el Barça ha dejado de ser un club señor, finiquitando al mejor jugador de su historia de forma vergonzosa. Como siempre el tiempo pondrá a cada cual en su lugar... Ahora mismo, el Barça parece un club a la deriva, con presidentes lanzándose acusaciones, inmerso en una quiebra económica, con un estadio ruinoso y una plantilla que está para ganar copas locales. Nos queda la ilusión de los jóvenes, la voluntad de un entrenador que lo da todo y una afición que jamás abandonará el barco, pese a que la herida por la pérdida de la ‘pulga’ es enorme. Imagino que tarde o temprano, saldremos de este estado de crash. Tal vez entonces descubramos que Messi es més que un club ●