Mundo Deportivo

Que se acabe el ruido: renovación o despido

- Santi Nolla DIRECTOR DE MD @Santinolla­md

Koeman pidió ayer ayuda, una tregua, respeto, hechos y no palabras. Que crean en él. Que den tiempo al proyecto. Que supriman el ruido. “No voy a responder más preguntas sobre mi futuro”, había dicho el técnico del Barça en la anterior rueda de prensa. Y lo cumplió. Koeman es un tipo que no sabe mentir, muy sincero, y que no quiere volver a encender sensibilid­ades en rueda de prensa. Ayer quiso centrar el mensaje y que no se diluyera. En el otro lado fue interpreta­do como un incendio. Ese es el problema: hay dos lados. Lo mejor para el Barça sería o renovarlo o despedirlo. Mantener la zozobra y los ultimátums no tiene sentido. Todo lo que dijo ayer Koeman tenía un punto de razón. Es un Barça en reconstruc­ción (se ha ido Messi) que necesita tiempo

(no es solo cuestión del sistema) y paciencia con los jóvenes (“que pueden ser estrellas mundiales”). El vestuario está con el entrenador. El entorno más voraz del presidente, no. Los aficionado­s, divididos.

LAPORTA SIEMPRE DEFENDIÓ A KOEMAN en las declaracio­nes públicas. Pero el entrenador holandés pidió ayer hechos y no palabras porque el barcelonis­mo sabe que el presidente buscó un sustituto que no encontró y ahora también se busca. Es normal que el Barça estudie todas las posibilida­des, pero el técnico ha estado siempre en la cuerda floja. Solo los buenos resultados jugaban (juegan) a su favor. Lo de la calidad del juego es subjetivo. Si De Jong mete el gol de cabeza ante el Granada y el Barça gana no habría ruido gratuito (en el Barça siempre hay ruido). El entorno no ayuda. El vicepresid­ente Romeu declaró en su día que había que “sacarse el sombrero con Florentino” y en cambio no se respeta al mismo nivel a Koeman, una leyenda del FC Barcelona. Romeu ha pedido a la afición azulgrana “dos años de paciencia” y, en cambio, Koeman no los tiene. También el entorno del jugador, su representa­nte, desveló el contenido de conversaci­ones privadas. Es evidente que este Barça necesita tiempo, como Koeman. La plantilla ya no tiene a Messi nia Griezmann. Han llegado Memphis y Eric, apalabrado­s en su día. El Kun no fue una petición explícita del técnico y el delantero De Jong sí, pero no como primera opción. Antes estaba Joao Felix, un jugador preferido de Laporta ,y Dani Olmo. Y, además, ahora no se puede contar ni con Ansu ni con Dembélé ni se pudo fichar a Wijnaldum, un refuerzo suplicado y gratis, que se fue al PSG. Es una plantilla con veteranos y niños, sin apenas clase media de 22 a 28 años.

EL BARÇA NO PUEDE ESTAR CUESTIONAN­DO AL ENTRENADOR cada partido. O se le renueva o se le despide. O se cree o no. O se le da todo el apoyo real, se planifica un proyecto, se estructura la plantilla de inmediato futuro o se cambia de tercio. Mantener a Koeman porque no hay sustituto (se debe suponer que no es el caso) sería humillante y muy malo en un vestuario que nota cuándo el entrenador es frágil. Es ponerlo a los pies de los caballos de los futbolista­s y reducir su autoridad. Nadie dijo que esto sería fácil, pero el club está obligado a actuar con Koeman como leyenda blaugrana que es, tomando la decisión que crea que es mejor para la institució­n. Seguir en el intercambi­o de golpes, con entornos en lucha y sin confianza recíproca no beneficia a un club que debe empezar a construir el nuevo ciclo sin Messi. Aún se está a tiempo ●

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