Rotaciones y favores
→ Los secundarios brillaron ante un Mallorca que nunca tuvo opción
→ Afrontaba el partido el Real Madrid con la obligación moral de reservar algunas de sus botas más castigadas por el calendario (Casemiro y Modric) y con la duda de saber si el fondo de armario iba a responder. Pronto lo supo y, pues sí, lo hizo. Aunque también es cierto que el escenario no pudo ser ni más cómodo ni más propicio para ello. Hubo rotaciones y también hubo favores.
Y es que el Mallorca salió a jugar al Bernabéu pendiente de una sola portería, la rival, y se olvidó de que en el fútbol hay dos en las que trabajar por lo que el Real Madrid aprovechó la ocasión. Porque los blancos conocen de antemano lo que ocurre en esos casos de intercambio de golpes: que el peso pesado puede con el peso pluma, que el tanque pasa por encima del seiscientos. Lo cierto es que los insulares pecaron de aprendices en su visita a la capital y cuando se dieron cuenta y quisieron taponar la herida, ya se habían desangrado. Los errores clamorosos en defensa les condenaron desde el primer minuto y, de no ser por aquellas cosas inexplicables que tiene a veces el fútbol, el partido bien pudo irse al descanso con un tanteo más propio del tenis, que fue el que se terminó dando tras los 90 minutos. La segunda quedó para lucirse a unas horas nada prudentes de un miércoles cualquiera de otoño.
Asensio volvió a sonreír
Quien más partido le sacó al partido, si se permite la licencia, fue Marco Asensio. El balear no perdonó a los que un día le criaron y, se desquitó con un ‘hat trick’ y una ovación del Bernabéu de todas esas voces que anunciaban su malestar debido a los pocos minutos de los que venía disfrutando.
Blanco y Santos, de la cantera, tuvieron minutos y Benzema volvió a abrir el circo. El francés primero doma los balones y luego los enjaula. Gran momento el suyo. Como buen momento el que vive Ancelotti. Aunque no es cómo se empieza sino cómo se acaba ●
El partido sirvió a Marco Asensio para firmar un triplete y dar un paso al frente