Ansu, la gran esperanza
→ Se espera que el delantero juegue 20 minutos contra el Levante en su reaparición después de 10 meses de calvario por una lesión de rodilla
→ Dentro de la preocupación del barcelonismo las últimas semanas, la buena noticia es la próxima reaparición de Ansu Fati, que ya podría reaparecer mañana frente al Levante en el Camp Nou (16.15 h./movistar Laliga), donde se espera que pueda tener unos 20 minutos. El joven canterano, después de un calvario de diez meses y tres pasos por el quirófano, por fin podrá reaparecer. Lo hará con la responsabilidad de heredar la 10 del Barcelona que dejó Leo Messi y con la carga de ser la gran esperanza para reanimar a un equipo en estado crítico y un club en reconstrucción. Aunque no hay que tener prisa y su irrupción necesitará un tiempo tras el tanto tiempo inactivo.
Ansu es la gran apuesta, también deportiva. Por ello le dieron el dorsal 10 y le quieren blindar con un nuevo contrato. Está llamado a ser el eje de este nuevo Barça a sus 18 años, algo que él mismo debe saber gestionar. En el club confían ciegamente porque ven en él un crecimiento personal y profesional que le ha convertido en un chico mucho más maduro de lo que ya era. Y quiere triunfar en el Barça. Así se lo hizo saber a los nuevos ejecutivos culés desde el primer día que llegaron a las oficinas del club de la mano del presidente Joan Laporta.
Caras largas en el regreso
La decepción por el empate se pudo apreciar en las caras de todos a la salida del hotel, donde les despidieron unas decenas de aficionados. El equipo pernoctó en Cádiz. En un primer
bus salieron directivos y personal del club, con un Laporta que subió directo a su asiento.
En una segunda tanda de buses llegó el primero, formado por jugadores, y un segundo al que se subió el cuerpo técnico, entre ellos Koeman, que viaja separado de sus jugadores a diferencia de sus antecesores en el cargo. La anécdota la protagonizó Ronald Araujo, que vio desde el autocar cómo un niño de no más de seis años temblaba de nervios al ver de cerca a sus ídolos. Bajó a firmarle una camiseta, con la complicidad de los responsables de seguridad. Pudo saltarse el perímetro antes de llorar de felicidad ●
Necesitará tiempo tras tantos meses inactivo, pero su objetivo es liderar al nuevo Barça