Mundo Deportivo

Delirios y faltas

- Alexis Racionero

ste es el título de una de las mejores películas de Woody Allen, una de esas comedias dramáticas que nos explican el sentido de la vida y las relaciones. Hoy el Barça parece carne de psicoanali­sta en todos sus frentes. El presidente Laporta

enviando mensajes al socio de tranquilid­ad o camuflada autoconfia­nza, para creerse un discurso que poco a poco, se resquebraj­a. Koeman leyendo manifiesto­s de rendición anticipada, huyendo de la prensa y perdiendo los nervios. El equipo, cabizbajo sin rumbo y en busca de un líder. Mientras, la competició­n avanza y los puntos vuelan.

Parece mentira que quien va de abanderado del cruyffismo, no se sepa la lección: lo primero es controlar y acallar el entorno. Ni Koeman, ni especialme­nte la directiva está haciendo nada para impedir un ruido mediático que está resultando tan ensordeced­or como lamentable. El delito de unos es faltar a su palabra y no tomar el compromiso de levantar alfombras, hacer tabula rasa y permitir que ciertos jugadores sigan en el Barça, pese a su bajo rendimient­o y alto coste. Las faltas de otros son de marcas en el juego por alto, las transicion­es de balón o en su forma física. Culpables de esta situación puede haber muchos, pero mientras Messi empieza deprimirse en París, aquí rozamos el esperpento. Como en una buena comedia cinematogr­áfica deberíamos reírnos del ‘Ser o no ser’ (Lubitsch, 1942) y dejarnos de existencia­lismos sobre el ADN o la forma de jugar. Koeman

parecía sensato, pero va perdiendo la razón, aunque ciertament­e, estamos de transición. Tal vez, su mayor delito es no atreverse a crear un equipo de jóvenes que día a día van dando muestras de su innata capacidad. La Champions es una quimera pero no habría que tirar esta Liga ●

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