Otro adiós sin coartada
Al Barça le han metido seis goles en los últimos dos partidos. Ha perdido los dos. Ayer dijo adiós a la Copa sin coartada. El Athletic fue superior. Presionó más, mejor, tuvo más intensidad a pesar de haber jugado a tope el pasado domingo ante el Madrid en la final de la Supercopa y los blaugrana tener una semana para descansar. Los de Marcelino fueron leones y los de Xavi, a remolque. Solo dispararon entre los tres palos en tres ocasiones y marcaron dos goles. El Athletic chutó el doble. En remates, los vascos ganaron 19 a 7. El Barça ha ido a peor, en lugar de ir mejorando. La diferencia del discurso fuera del campo y dentro es muy evidente. Hay un relato teórico que se quiere que se cumpla, pero hay un desarrollo del juego que no atiende a ello. El Barça pasó a no depender de los resultados, porque lo importante era el juego, después pasó del juego y se quedó con las sensaciones y ahora ya no hay ni sensaciones.
EL BARÇA HA VIVIDO COLGADO DE LA
herencia desde el marzo pasado.
Demasiado tiempo. Dijo adiós a la Champions en fase de grupos. Ha caído del trono de la Liga y no puede luchar por el título, algo que no pasaba desde hacía muchísimos años. Cayó en la Supercopa ante el Madrid pero todo el mundo vendió un relato de orgullo por perder con dignidad. Y ahora se ha desplomado en San Mamés en la Copa sin juego ni fútbol ni resultado. Da la sensación de que se ha pinchado el globo que se ha ido hinchando y que ahora solo queda la Europa League y quedar entre los cuatro primeros en la Liga, un objetivo que toda una generación de barcelonistas nunca había ni pensado que pudiera existir. El vestuario, el nuevo técnico y la directiva no han sido capaces de darle la vuelta en un club más próximo a las ilusiones que a las realidades. Y mientras, además, deberá lidiar con el problema de Dembélé y su renovación, después de un ultimátum precipitado el mismo día que el equipo se jugaba la Copa en San Mamés. El Athletic dio ayer una lección de club y de por qué se sienten orgullosos ●