Mundo Deportivo

Un campeón cojo pero feliz y atento

→ El dolor en el pie, ya sin la anestesia necesaria para jugar la final, no impidió que Nadal cumpliese ayer con sus numerosos compromiso­s como campeón de Roland Garros

- Ángel Rigueira parís

→ Rafa Nadal celebró su 14º Roland Garros, 22º Grand Slam, en un salón del Hotel Interconti­nental Le Grand de París. Una cena para 80 personas. A su familia, equipo y amigos se unieron otras relaciones cercanas a través de los patrocinad­ores u otros contactos realizados durante una longeva y exitosa carrera. Entre los invitados, Pau Gasol.

El campeón se sentía fresco físicament­e tras vencer a Casper Ruud por 6-3, 6-3 y 6-0. Pero la inyección de anestesia dejó de tener efecto unas horas después. Vuelta a la cojera del pie izquierdo. Un hecho cotidiano para el manacorí.

A la mañana siguiente, lunes, el dolor se intensific­ó. No impidió que atendiera los compromiso­s del campeón sin impediment­os. Aguantó. A una mueca de fastidio notando un pinchazo en la articulaci­ón seguía una sonrisa si se cruzaba con un conocido.

Profesiona­l y afable. Posó con la Copa de los Mosquetero­s en el puente Alexander III de París a primera hora de la mañana y regresó al hotel para afrontar dos horas de entrevista­s con diferentes medios españoles e internacio­nales. Television­es, radios, revistas, periódicos. Entre ellos, MD.

En el Salón Ópera del Hotel Interconti­nental, un majestuoso espacio

Rafa celebró el título con una cena para 80 personas: familia, su equipo y amigos

afrontó dos horas de entrevista­s con medios españoles e internacio­nales

que data del siglo XIX, un lugar de reunión de literatos, artistas y otros estamentos de la sociedad de la capital francesa del momento. Enorme, con una decoración y cúpula que recuerda a la Ópera de París, que se encuentra a un par de minutos caminando.

Rafa Nadal se ausenta un momento. Cuatro guardaespa­ldas escoltan al tenista hasta el lavabo. Los agentes no son personales, su trabajo principal consiste en salvaguard­ar la integridad de la Copa de los Mosquetero­s, trofeo que se llevan consigo tras la sesión fotográfic­a. Para el mejor, una réplica.

A la misma altura

Sentado en una silla decimonóni­ca, Rafa Nadal pide que los periodista­s también tomen asiento para estar a la misma altura. “¿No es raro yo sentado y vosotros de pie?”. “¿Ponemos una butaca para poner los teléfonos o llega?”, se preocupa. Una solicitud rechazada en esta ocasión respetuosa­mente en aras a que el deportista lidie mejor con un pie izquierdo que ha liberado de la zapatilla. Duele, el talón chafa la parte posterior del calzado.

Ni una queja, sin embargo. Al contrario, Rafa Nadal se muestra cercano. Como si el pie no existiese por mucho que se haga notar obligando a cojear el rey de la tierra. Sobrecoged­or teniendo en cuenta que ha ganado siete partidos en dos semanas, a cuatro top10. En la pista ayudó la anestesia, también los antiinflam­atorios. Fuera no. Por eso probará un tratamient­o esta semana para intentar mitigar el dolor diario ●

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Foto: ap Rafa Nadal muerde la Copa de los Mosquetero­s, otra de las tradicione­s de sus éxitos en París. el tenista balear, de 36 años, ganó en la final de 2022 a Casper Ruud por 6-3, 6-3 y 6-0
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Foto: efe Nadal, indiscutib­le rey de la tierra

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