Un problema cada vez más absurdo
Estos últimos días, tras las críticas de varios jugadores al torneo, algunos periodistas me han preguntado “Oye Futre, por tu experiencia como jugador, ¿qué te habría parecido jugar este nuevo invento de la Liga de Naciones?”. De entrada, entiendo que el objetivo de la organización es que haya menos amistosos y ofrecer encuentros más competitivos. También tiene la intención de que haya menos parones de selecciones a lo largo de la temporada, que rompen el ritmo de las ligas, e intentar agruparlos en un mismo periodo. La teoría de entrada no es mala, parecen buenas ideas sobre en el papel. En la práctica hay muchos matices.
Por ejemplo, mi paisano y heredero de “mi” dorsal en selección portuguesa, Bernardo Silva ,ha lamentado el exceso de partidos que tienen los jugadores. Para él estos cuatro partidos suponen una sobrecarga, especialmente tras una temporada larguísima con 60 partidos de un calendario (cada vez más) apretado. No le falta razón, he denunciado esta situación incomprensible para los futbolistas muchas veces. Normal que después haya tantas lesiones o que los jugadores no puedan rendir como corresponde. Más de un jugador habrá pensado que si quieren crear un trofeo nuevo, que les quiten partidos de otros lados.
Aparte de la sobrecarga, también está la importancia que cada uno quiera dar a la competición. Por ejemplo Kevin De Bruyne ha manifestado que para él estos partidos no son más que “amistosos glorificados”. Estoy seguro que en su mente debe pesar más el tiempo que está renunciando a sus cortísimas vacaciones, que el torneo en sí. Todavía más en este año en el que las ligas empiezan muy pronto por el mundial de Qatar en noviembre. Otros jugadores como John Stones no están de acuerdo con el belga y sí reivindican el mérito de participar en la Nations League.
Todos los futboleros hemos visto a competiciones nacer, desaparecer o evolucionar: la Copa de Ferias; la Recopa (¡esta me haría especial ilusión que volviera!); la Intercontinental (que ahora es Mundialito, pero intuyo que no tiene el mismo valor para los fans); el regreso de la Artemio Franchi que se disputó entre Italia y Argentina (llamada ahora Finalissima); la Copa de Europa, que en su día solo jugaban los campeones de cada campeonato y que pasó a ser la Champions League a la que se accede mucho más fácil...¡hasta los torneos de verano han perdido el prestigio que tenían en mi tiempo! De reglas que han cambiado ya ni te cuento. ¿Os acordáis del gol de oro o de que estaba permitida la cesión al portero? Los cinco cambios, el VAR, el número de clasificados para el Mundial y Eurocopa con repescas incluidas…
Hemos pasado por un montón de cambios…¡y los que nos quedan! Renovarse o morir. Tal vez con el tiempo este torneo adquiera un gran status o tal vez se acabe descartando como la Copa Confederaciones. El tiempo lo dirá, a fin de cuentas el prestigio es algo simbólico. Lo que sí que no es simbólico es la sobrecarga para los jugadores. Puede que las hojas Excel con proyecciones económicas queden más redondas, pero la realidad es que están llevando sus cuerpos al límite. Ojalá recapacite la industria en general para hacer un calendario más razonable. No puede haber fútbol sin futbolistas ●