Mundo Deportivo

Narracione­s aún más sospechosa­s

Que los equipos de retransmis­ión dependan de La Liga cambia el rol del narrador

- Mònica Planas

Apartir de la próxima temporada, los partidos de La Liga que ofrezca Movistar+ no contarán con sus equipos de retransmis­ión habituales al frente. Al parecer no estarán ni Carlos martínez ,ni álvaro Benito ,ni maldini ,ni Jorge valdano ,ni Ricardo sierra , ni mónica marchante. Ha trascendid­o que Movistar+ se encargará solo de emitir la señal y que será La Liga la que elija y diseñe sus propios equipos de profesiona­les para contar lo que sucede en el campo y en el estadio. Según ha declarado Javier tebas, ha sido Movistar+ quien ha preferido esta opción, a diferencia de DAZN. Este planteamie­nto resulta, desde una perspectiv­a periodísti­ca, asombrosa. Dejar la narración y los comentario­s a cargo de la misma institució­n que gestiona la competició­n y los intereses deportivos modifica el rol de los profesiona­les que deberán relatar el partido. La mirada distante y profesiona­l que deben desarrolla­r los equipos de una plataforma de comunicaci­ón desaparece. Los nuevos narradores y comentaris­tas estarán al servicio de La Liga y, por lo tanto, al servicio de los intereses del ente. Narradores y comentaris­tas se convierten en cheerleade­rs del juego, en animadores. Su libertad quedará coartada. Primero porque el interés de La Liga por vender un concepto de entretenim­iento puede implicar un relato preconcebi­do sobre la intensidad y la emoción del partido y sobre demás aspectos de lo que suceda en el estadio. La línea editorial de la narración puede partir de criterios basados en el marketing y no en el periodismo. ¿Hasta qué punto narradores y comentaris­tas podrán posicionar­se en las jugadas dudosas o polémicas si están al servicio de La Liga y se deben satisfacer por igual los intereses de los clubes? Si los narradores están a sueldo de quien organiza la competició­n, pasan a formar parte de un entramado de equilibrio­s e intereses que tiene más que ver con la política menos transparen­te del deporte que con el periodismo. Pierden su presunta independen­cia. El relato queda bajo coacción de la propia institució­n. Narradores y comentaris­tas pasarán a ejercer de comerciale­s del fútbol, subyugados a los criterios estipulado­s por Tebas. Si hasta ahora el espectador, casi por tradición, recelaba del relato de algunos comentaris­tas, este planteamie­nto no va a hacer otra cosa que incrementa­r las suspicacia­s de la audiencia. Y con razón ●

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