KING ROGER ÚLTIMO ‘ACE’
→ El legendario Federer anunció que se retira la próxima semana en la Laver Cup, a los 41 años y tras no haber superado una lesión de rodilla
→ Roger Federer hubiera elegido Londres o Basilea, su casa, en el torneo donde ejerció de recogepelotas. Su rodilla derecha, no recuperada satisfactoriamente ni después de tres operaciones, escogió la capital inglesa, aunque sin dar opción a Wimbledon, el jardín donde más brilló la figura del legendario tenista suizo. La articulación dañada no da para más, sólo permite un rápido adiós en pista en un torneo por equipos. Será la próxima semana, en la Laver Cup que creó y organiza la empresa del helvético, del 23 al 25. La Ryder Cup del tenis, con Rafa Nadal Novak Djokovic y Andy Murray entre los elegidos del Team Europa que se medirá al Team Mundo.
De repente llegó el día que nadie deseaba que ocurriera, tampoco él y sus rivales más directos y afamados. Ayer Federer irrumpió en las redes sociales con un comunicado directo. A los 41 años su cuerpo dijo basta. “Los últimos tres años me he enfrentado a desafíos en forma de lesiones y operaciones. He trabajado duro para volver a un buen nivel competitivo. Pero también conozco las capacidades y los límites de mi cuerpo, y su mensaje para mí últimamente ha sido claro”, explicó.
El mayor icono mundial de la historia del tenis, con indepedencia de los récords de Grand Slam o número uno que hayan batido por el camino Nadal y Djokovic, deja el circuito. No cuelga la raqueta. “Jugaré más al tenis en el futuro, por supuesto, pero no en Grand Slams o en el circuito”, apuntó. No tiene sentido regresar a Wimbledon si no es para ganar. El ‘Big 3’ se ha alimentado de una rivalidad basada en el desafío de superación y la conquista del trofeo.
“Tuve la suerte de jugar muchos partidos épicos que nunca olvidaré. Luchamos limpiamente, con pasión e intensidad, y siempre hice todo lo posible por respetar la historia del juego. Me siento sumamente agradecido. Nos llevamos al límite unos a otros y juntos llevamos el tenis a nuevos niveles”, explica en su agradecimiento a los rivales. Su clásico con Nadal traspasó los límites de la cancha. Dos estilos diferentes, una misma pasión y una amistad que ha crecido con el tiempo.
Una marcha “agridulce” porque hizo todo lo posible para someter a la rebelde rodilla, aunque también consciente de que “el tenis me ha tratado con más generosidad de lo que nunca hubiera soñado. Me considero una de las personas más afortunadas de la tierra. Me regalaron un talento especial para jugar al tenis, y lo hice a un nivel que nunca imaginé, durante mucho más tiempo del que jamás creí posible”.
Federer es más que veinte títulos de Grand Slam, 103 coronas ATP o 301 semanas al mando del ranking mundial ATP. Ha dejado una huella imborrable con un tenis que técnicamente roza la per
fección. La elegancia personificada. Un modelo que se moldeó con el tiempo. El chico rebelde que gritaba a los entrenadores, rompía raquetas y maltrataba pelotas, que gastaba energía jugando compulsivamente a los videojuegos, se enderezó con madurez y una aparición básica en su vida.
En los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 conoció a una compañera del equipo suizo de ascendencia eslovaca, Mirka Vavrinec. Las lesiones la apartaron de las pistas, unieron más su trayectoria a la de Roger, que atemperó su genio para desarrollar un talento que precisó incluso de más trabajo en la recta final porque empujaban los adversarios del ‘Big 3’.
“Me gustaría agradecer especialmente a mi increíble esposa Mirka, que ha vivido cada minuto conmigo”, hace una reseña muy especial en su nota Federer. Son padres de cuatro hijos, las parejas de gemelos Myla Rose y Charlene Riva, Leo y Lenny.
Están seguro orgullosos los afables Lynette, sudafricana, y Robert, suizo. Los papás de Roger. “Sin quienes nada sería posible”, dice el hijo, incluyendo en la referencia a su hermana Diana ●