Transparencia
En el Barça, cuando los socios que no mandan quieren cargarse al presidente electo lo judicializan penalmente, propiciando que los juzgados incauten toda la información confidencial del club que luego se filtra a los medios de Madrid, que mojan pan. La credibilidad de la voz oficial está en duda. La información de Lluís Canut sobre el contrato de Piqué era verídica pese a que fuera desmentida por el club. Con la renovación de Dembélé se filtró que renovó a la baja y resulta que ha pasado de cobrar 12 millones fijos a 16 y además se llevará 25 millones más por el 50% de su traspaso si se produjera a final de temporada. En febrero de 2022, en la presentación del Forensic, Laporta aseguró que la deuda del Barça era de 1.300 millones. El CEO de la Liga, Javier Gomez, que controla las cuentas, la cifró en 875 millones a 30 de junio de 2021.
Sobre el Espai Barça, Nikken Sekkei ha rechazado ser el “Design Guardian” de la reforma del Camp Nou y se desvincula del proyecto ya que no le convencen las empresas escogidas por Laporta que licitarán y ejecutarán las obras y no quieren poner en riesgo su prestigio. Laporta le ha pedido al despacho japonés que no haga pública su decisión hasta que pase la asamblea convocada en octubre, que, por cierto, volverá a ser telemática pese a que ya no hay ninguna restricción pandémica. Si quieren fomentar la participación y que sea realmente democrática, debe ser presencial, como lo ha sido siempre, para que haya debate, intervenciones libres de los compromisarios y votaciones transparentes. Y el que quiera, además, que pueda seguirla telemáticamente. Pero suprimir la presencialidad es una decapitación del derecho de participación del socio ●