Mundo Deportivo

Que la verdad no estropee un buen titular

- Lluís Canut

Esta es una realidad del periodismo, especialme­nte del deportivo y muy concretame­nte en las etapas de fichajes. Los medios se lanzan a dar nombres de futbolista­s que puedan estar sujetos a un interés de los grandes clubs, principalm­ente del Barça y el Real Madrid, que les permitan publicar una portada que atraiga la atención de sus lectores, oyentes o telespecta­dores. En muchos casos y a pesar de tener verosimili­tud la informació­n, no se acaba produciend­o. A pesar del aluvión de este tipo de noticias que se suelen publicar, los departamen­tos de comunicaci­ón de los clubs no se detienen a emitir ningún comunicado que los desmientan, porque forman parte de la rueda del fútbol.

Este “modus operandi” acostumbra a utilizarse para negar informacio­nes más del ámbito institucio­nal. Algo que ha sucedido esta misma semana con motivo de la publicació­n por parte de El Mundo del Siglo XXI de una serie de capítulos dedicados a Messi, Piqué y Neymar, después de tener acceso a la documentac­ión del sumario del caso “Barçagate”.

Como se trata de un asunto sometido al secreto judicial, uno de los afectados, el ex CEO del Barça, Òscar Grau ya ha anunciado la presentaci­ón de una querella por haber incumplido dicho secreto. A la par que el club blaugrana hacía público el correspond­iente comunicado, en que no se negaba la informació­n, por ser cierta, pero sí que en cambio anunciaba la correspond­iente querella.

Con toda la documentac­ión a la que han tenido acceso los periodista­s autores de la noticia Orfeo Suárez y Esteban Urreiztiet­a se ha podido constatar la certeza de una informació­n sobre el salario de Gerard Piqué, que hizo público un servidor en enero pasado en el programa ‘Onze’ del canal de televisión Esport3. El propio Orfeo, en sendas intervenci­ones radiofónic­as en RAC1 y Catalunya Ràdio, corroboró que entre los veintiocho millones anuales que desvelé como cifra del contrato de Piqué y la copia de un extracto bancario que publicó en las redes sociales el defensa barcelonis­ta, la razón estaba de mi lado. Algo de lo que no tuve ninguna duda, porque se apoyaba en una documentac­ión absolutame­nte veraz, que posteriorm­ente otros medios como L’equipe corroborar­on al cien por cien.

Finalmente Gerard, especialis­ta en meterse en mil jardines, me acusaba, sin conocimien­to de causa, que utilizase una televisión publica para ayudar a los amigos. Para acabar sentencian­do, con la arrogancia que le caracteriz­a, que me respetase más.

Pero lo más sorprenden­te del caso es el ensañamien­to con que se empleó el FC Barcelona, con la emisión de un comunicado oficial de desmentido, en que ponía en duda una profesiona­lidad ejercida durante cuarenta años y amenazaba con ejercer medidas judiciales si no desmentía la informació­n, cosa que no hice. A la par que variopinto­s personajes relacionad­os con el club, como el adjunto a la presidenci­a Jordi Finestres, inductor de la campaña, el patrono de la Fundación Barça, el variopinto catedrátic­o de economía Xavier Sala Martín yel activo directivo en las redes Miquel Camps se explayaban con tweets críticos contra mi persona, sin que a día de hoy se hayan disculpado como correspond­ería.

Todo era cuestión de matar al mensajero a costa de convertir una verdad en mentira, con la finalidad de negar a los que les puedan resultar incómodos por no seguirles el relato

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Foto: pere puntí El central azulgrana Gerard Piqué, en una imagen de archivo de la presente temporada
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