A la altura de Jordan o Pelé
El domingo, en el Maratón de Berlín, Eliud Kipchoge tenía un plan. Su cabeza y los datos fisiológicos de su cuerpo decían que Patrick Sang (su entrenador) no erraba en que debían intentar romper el mayor muro deportivo del atletismo: bajar de las dos horas en maratón. Kipchoge ya lo hizo, pero con unas condiciones no reglamentarias, en un evento comercial. Pero sus piernas sí lo hicieron en Viena hace casi tres años, cuando hizo 42,195 km en 1h59’40. Por eso, Eliud, que pregona el ’no human is limited’, lo intentó para mostrar al mundo que el ser humano no tiene límites, que si mente y cuerpo se alinean puede hacer lo que quiera.
Zancada tras zancada se desplazó como un tren de alta velocidad por el asfalto berlinés a un ritmo endiabladamente elevado (2’50/km). Fue destrozando a sus rivales y pasó la media maratón en 59’51”, tiempo con el que ya se ganan muchas medias maratones. Kipchoge es tan bueno (lleva casi 20 años en la élite) y tiene una biomecánica tan perfecta que nunca piensas que fallará. Su cadera y apoyos en Berlín fueron perfectos durante 35 km. A partir de ahí ‘pagó’ la osadía, perdió unos segundos y cruzó la meta en 2h01’09. Récord del mundo por 30”. Esos 121 minutos fueron perfectos. Durante dos horas tuve un nudo en la garganta.
Es el mejor maratoniano de la historia, y si me permiten está a la altura de lo que ha representado Jordan al baloncesto o Pelé al futbol. Kipchoge, como Michael y ‘O Rei’, es un icono del deporte.
Gracias Eliud por fallar el domingo y hacer sólo el récord del mundo de maratón ●