No son los protagonistas
En los grandes momentos, estaría bien recordar a narradores y comentaristas que ellos no son los protagonistas. Que, en plena emoción de Federer en su retirada, aparezca el “hasta yo me estoy emocionando”, “me rompo yo por dentro”, “yo ya lloré cuando ganó en 2003…” es innecesario. No es el momento de hablar de uno mismo. Y al traducir discursos habría que permitir al espectador escuchar la versión original y no añadir morcillas creativas que no permiten seguir el mensaje.