25 años de una Ryder Cup histórica
→ Con Seve Ballesteros de capitán, Europa ganó en 1997 en Valderrama (Cádiz)
→ Fue el jugador que revolucionó la competición. Antes lo había hecho con el circuito europeo. Incluso un ‘tótem’ como Jack Nicklaus dijo en 1987: “yo no tengo un Seve Ballesteros en mi equipo”. A partir de 1985 su carisma pero, sobre todo, su juego y su espíritu de lucha contribuyeron a situar la Ryder Cup en cotas inverosímiles de popularidad, interés mediático, merchandising, y emoción. En 1979, cuando entraron por primera vez en el equipo británico dos jugadores del continente como Seve y Antonio Garrido la Ryder era un torneo más, sin nada de la impresionante parafernalia que la acompaña hoy. Fue Nicklaus quien sugirió que entraran en el equipo los europeos porque si no, no había ‘match’, emoción ni rivalidad. Y fue llegar Seve y EE.UU. vaya si se tomó en serio la Ryder.
Seve fue capitán del equipo europeo en 1997 en Valderrama (Cádiz) aunque desde 1983 hasta 1995 lo fue prácticamente en la sombra (en mayor medida con Tony Jacklin, máximo responsable del equipo de 1983 a
Era la primera vez que la competición bienal se disputaba fuera de las islas británicas
1989, y en menor con Bernard Gallacher, que lo fue de 1991 a 1995). En 1983, tras perder por un punto en el PGA National de Palm Beach, todos los europeos estaban abatidos en el vestuario. En estas que entró Seve y les dijo bien alto: “Pero qué coño hacéis tristes y llorosos, que hemos estado a punto de ganarles y en su casa hombre, arriba ese ánimo”. En 1985 Europa ganó en The Belfry por primera vez desde 1957 y en 1987 se llevó la victoria también por primera vez en suelo americano, y en ‘casa’ de Nicklaus, con el cántabro logrando el punto definitivo de la victoria.
Seve jugó 37 partidos, entre fourballs, foursomes e individuales. Su palmarés: 20 victorias, 5 empates y 12 derrotas. Y su asociación con Txema Olazábal hay que calificarla de realmente espectacular por cuanto formando pareja con el jugador vasco sólo perdieron dos partidos en 11 fourballs y foursomes.
Gracias a Ballesteros, la Ryder Cup salió por vez primera de las Islas Británicas y recaló en España, en la histórica edición de Valderrama’97. Seve dirigió al equipo europeo con maestría, y preparó el campo como solo él sabía hacerlo. Esa semana en Andalucía llovió lo que no está escrito, pero se pudieron jugar todos los partidos previstos.
Fue la primera Ryder de un Tiger Woods que había ganado ese año su primer ‘major’, el Masters de Augusta. En el equipo europeo brillaron Olazábal y Nacho Garrido. Y como mano derecha de Seve actuó de vicecapitán Miguel Ángel Jiménez. El ‘Pisha’ aún recuerda hoy cómo le despertaba Seve a las 4 de la mañana para discutir las parejas del día siguiente. “Me quieres dejar dormir leche...no podemos discutirlo más tarde”, le contestaba el malagueño. Seve se desvivió y a pesar de la lluvia y de la invasión de green cuando Colin Montgomerie logró el punto definitivo pudo disfrutar un 28 de septiembre de su gran momento.
La Ryder salió de la islas y vino a España gracias a Seve, no hay duda, pero también hay que destacar el trabajo que hizo Jaime Ortiz Patiño, el boliviano conocido como ‘rey del estaño’, que era el presidente de Valderrama cuando la Ryder se disputó en el sur hace 25 años. Organizar la Ryder fue la gran ilusión de su vida. En su despacho tenía enmarcado un artículo del periódico inglés ‘The Times’ que le definía como “un greenkeeper con la exquisitez de una porcelana Ming”. ‘Jimmy’, como le llamaban sus íntimos, no regateó esfuerzos para convertir Valderrama en el Augusta Nacional del sur de Europa. Si no es por el drenaje y la infraestructura del campo, con el agua que cayó, esa Ryder no se juega. Seve, tras la victoria del equipo que capitaneó, manifestó que la Ryder “española” fue “la mejor de la historia, por resultados, público, organización y deportividad” ●