TRISTE GOLEADA
→ El Barça cerró la Champions con un triunfo gris y un exceso de errores en defensa → Mandó siempre gracias a las individualidades ante un rival que no se rindió nunca
→ El relato de la historia contará lo innegable y lo menos interpretable. El Barça se despidió de la Champions League goleando de nuevo al Viktoria Plzen, esta vez en su estadio, con un goleada abanderada por los jóvenes de la plantilla pero que resultó insuficiente para superar una fase de grupos desperdiciada antes por la vía rápida y por segunda temporada seguida. Justo lo que sucedió a finales del siglo pasado. En un partido de muchos contrastes, el fútbol azulgrana evidenció que necesita una parada en boxes para un análisis concienzudo. Fue un final triste.
A falta de emoción porque el adiós se consumó la pasada jornada, el Barça puso en juego en Plzen el prestigio maltrecho y la necesidad de apoderare de los casi tres millones que la UEFA da por los tres puntos ganados. Como había avanzado el día anterior, Xavi recurrió a los jóvenes, con Iñaki Peña y Pablo Torre abanderando el equipo. Un premio para ellos y un aliciente para los aficionados culés, entusiasmados ya con la juventud de Gavi, Pedri, Ansu Fati o Ferran. El equilibrio fue la veteranía de Piqué y Alba. La novedad táctica, la presencia por primera vez de Kessie como mediocentro y la del ex del City como falso delantero centro. La mezcla resultó en el marcador.
Inmediatamente después de los saludos, sin apenas tiempo para conocerse más que seis minutos, llegó la primera aproximación seria y el primer tanto. Marcos Alonso remataba en la línea de gol una jugada fabricada por una magnífica anticipación suya en el centro del campo. Ansu disparó en el área, no terminó de blocarlo el portero checo y el balón se fue mansamente hasta la línea de gol para que el ex del Chelsea rematase la faena. El 0-1 tan rápido parecía aventurar un festival culé. Error.
Aunque no fue rival en el marcador, el Viktoria se mostró contestatario abortando la supremacía catalana. Envalentonados, los checos lo fueron probando de todas las formas. A balón parado con un cabezazo del gigante Chory al travesaño, aprovechando una pérdida de balón de Pablo Torre que enmendó Iñaki Peña rechazando un chut de Kalvach y con diversos disparos desde la frontal del área de Ndiaye. Movía el balón y generaba peligro de la nada. Mientras, el Barça se conformaba con dar la sensación,
El dato 2,8 millones al saco
El Barça logró el premio de la UEFA por el triunfo y eleva a 70,08 ‘kilos’ su botín por esta Champions.
sólo la sensación, de ser mejor. Que con poco podía hacer daño. Una pájara peligrosa.
Panorama raro
El panorama se ponía en apariencia crudo y Gavi se lo tomaba con seriedad y una agresividad que le costó una amarilla. Fruto de su ímpetu, empujó al Barça hacia el segundo gol con conducción de Raphinha, asistencia de cabeza de Alba y un remate, esta vez sí, inapelable de Ferran Torres. Un tanto que tardó en celebrar hasta que el VAR y el sistema de detección de la UEFA lo validó. Con lo justo, los de Xavi se fueron al descanso con el partido controlado y ventaja de 0-2.
El Barça no había aprendido de la lección de la primera parte, cuando diversos fallos individuales dieron licencia al Viktoria para intimidar. La descoordinación en una falta entre Marcos Alonso y Piqué obligó a Pablo Torre a tumbar a Chory. Penalti sin debates y gol. Suerte que la reacción fue inmediata gracias al entendimiento entre Raphinha y Ferran Torres que, con croquetas incluidas, dibujaron una combinación majestuosa. Era el 1-3, suficiente para no sufrir. Otro error.
Lejos de atemorizarse, el Viktoria siguió poniendo a prueba al Barça. La inspiración de Iñaki Peña repeliendo otro disparo sirvió de muy poco. Al segundo centro por la izquierda, Chory remató de cabeza a gol. El 2-3 evidenciaba que en Europa al Barça no le alcanzaba. 12 goles en contra son demasiados.
Y en esta montaña rusa inacabable y lesión de Kessie, el Barça volvió a marcar con otra asistencia de Raphinha, uno de los destacados que facilitó el primer tanto de Pablo Torre como azulgrana. Era el 2-4. Todo parecía acabado pero el Viktoria no se rindió nunca. Un balón al palo disparado por Jirka devolvió al Barça a la realidad. Los últimos minutos fueron para olvidar ●