Mundo Deportivo

Donde dije digo, digo DIS

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El juicio por el ‘caso Neymar 2’ está visto para sentencia. Tras dos largas semanas de declaracio­nes y alegatos, sólo falta lo más decisivo: que el Juez José Manuel del Amo dé la razón a la acusación (el fondo DIS poseedor del 40% de los derechos de Neymar en Santos y que quería mucha más parte del pastel) o se la dé a los Neymar, Rosell, Bartomeu, Barça y Santos que llevan nueve años en la diana judicial, reputacion­al y mediática. Por ahora, la sensación es de goleada a favor de los acusados. Y es que en la penúltima jornada del juicio pasó algo muy significat­ivo y bien poco común: el propio Fiscal Luis García Cantón retiró todos los cargos contra los investigad­os al reconocer que la contrataci­ón de Neymar fue legal. Concluyó que no ve delito penal por ninguna parte y abogó a favor de la libre absolución para todos los procesados.

El caso, una vez analizado en sede judicial, parece tan diáfano que el Ministerio Público ha pasado de pedir 5 años de prisión y 10 millones de multa para el expresiden­te del Barça a pedir su absolución. Muy claro lo debe haber visto para, de pronto, pasar del todo al nada. El Fiscal, en 15 días, se ha percatado que DIS no ha podido probar ninguno de los delitos que denunciaba. No hubo estafa ni corrupción entre particular­es para joder a DIS. Si el Barça pagó 40 millones a NYN, para asegurarse su fichaje (según contrato del 15 de noviembre de 2011), el fiscal admite que fue “prima de fichaje, y no soborno”. Si se pagó solo 17,1 millones al Santos (31 mayo 2013) fue porque, al cabo de medio año, llegaba libre al Barça y el club brasileño se conformó con tocar algo de dinero antes de que se le escapase gratis.

En el juicio, de hecho, ha quedado acreditado todo lo que Raül Sanllehí contó a la prensa, en un ejercicio de transparen­cia sin paragón, al día siguiente que Bartomeu tomase el relevo presidenci­al del dimitido Rosell. Esa mañana, 24 de enero de 2014, el Barça contó lo mismo que se ha contado en el juicio. Que Neymar vino porque quiso, a pesar de tener una oferta del Madrid. Que Neymar tenía permiso del Santos para negociar con el club que quisiese. Que con el Santos, el Barça acordó un convenio de colaboraci­ón, por valor de 7,9 millones para tener un derecho preferenci­al sobre Gabigol, Givanildo y Andrade. Que entre Barça y Santos acordaron disputar dos amistosos, uno en Catalunya y otro en Brasil. Nada nuevo en el juicio. Nada que no supiésemos desde hace 8 años. Con una novedad, eso sí. Florentino Pérez testificó a petición de DIS pero su verdad favoreció las tesis de los acusados. Los dos abogados de la FIFA también testificar­on que la contrataci­ón de Neymar fue, a todas luces, legal.

Entonces, ¿por qué nos hemos pasado 9 años masticando mierda y desprestig­iando al Barça desde que el 6 de diciembre de 2013 el ya famoso dueño de una parafarmac­ia en Olesa presentó esa querella contra Rosell, por distracció­n de 40 millones, ante la Audiencia Nacional? ¿Por qué el Fiscal José Perals quiso seguir con la acusación, a pesar de que el socio Jordi Cases ya retiró la demanda en octubre de 2014? ¿Por qué se reabrió el caso DIS cuando el propio Juez instructor, José de la Mata, ya lo había cerrado? ¿Por qué el mismo Juez quiso dejar claro que le obligaron a reabrirlo? ¿Por qué, mediáticam­ente, ha habido 9 años de presunción de culpabilid­ad de la gestión del Barça? ¿Por qué el entorno culé se ha sumado a este acoso y derribo en propia puerta? Tiene visos de campaña orquestada. Siguiente paso: sentencia. Si es absolutori­a no habrá bastante integridad para resarcir de una pena de telediario tan prolongada en el tiempo ●

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Foto: EDUARD OMEDESÍ Sandro Rosell y Neymar, en la presentaci­ón de 2013

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