Los motivos de un adiós a media temporada

→ Ser el quinto central y los pitos del Camp Nou, claves

→ Varios son los motivos de Gerard Piqué para retirarse. Uno de los de más peso es que no contaba como titular para Xavi, como era público y notorio. El técnico le dejó claro al final de la pasada campaña que su rol iba a ser secundario y los fichajes de Christensen y sobre todo

Koundé, junto a la apuesta del técnico por Eric y Araujo, le relegaron a la suplencia y a ser el quinto de cinco centrales.

Además, Gerard acabó la temporada con un par de episodios muy complicados. Por un lado, aparecieron unos audios suyos con Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, que no le dejaban en buen lugar. Por otro, se precipitó su separación de Shakira, lo que conllevó un tira y afloja a nivel judicial muy intenso, sin olvidar que tiene dos hijos pequeños.

También pesó su mala actuación ante el Inter de Milán en casa, cuando el equipo de Xavi se jugaba el ser o no ser en la Champions. Piqué fue titular y salió en la foto de dos goles, uno en que dejó pasar el balón y otro en que se despistó y perdió la marca de Lautaro. Eso le llevó a escuchar pitos en el Camp Nou, algo que le ha dolido mucho y todo un castigo para un jugador tan querido de forma unánime en otros tiempos. Piqué cree que las palabras del presidente Laporta en la última asamblea, donde aludió a jugadores que no habían querido bajarse el sueldo, generaron ese rechazo hacia su figura de parte de los socios. Sus problemas físicos también han minado su moral, unas molestias de abductores que ya le mermaron la pasada campaña.

Piqué también ha sido esclavo de sus promesas. Le dijo a Xavi que que quería competir con el resto de centrales y demostrarle que debía jugar porque era el mejor. Y dijo que si no lo lograba, se iría. Esa promesa pendía sobre su cabeza. Al final, Piqué quería salir bien. Sus últimas actuaciones y el episodio de Mestalla (estaba en el banquillo sin medias ni botas) no le dejaban en buen lugar. Marcharse ahora, asumiendo su ocaso, no le deja tan mal ●