La leyenda que hizo siempre lo que sintió
→ El tercer culé más laureado: 30 títulos
→ Gerard Piqué se va como llegó, haciendo siempre lo que ha sentido en cada momento de su carrera. En las grandes decisiones de su vida ha tenido claras sus ideas. Ahora, con su retirada repentina, ha cumplido lo que anunció preventivamente en 2019: “Si veo que pierdo importancia o veo que no estoy al nivel no tendré ningún problema en irme antes”. Era evidente que esta temporada había pasado a ser el último central en el escalafón de su ex compañero Xavi Hernández, ahora entrenador enfrascado en la compleja misión de devolver al Barça el foco perdido. Porque no hace tanto Piqué y Xavi formaban parte del mejor Barça de la historia y del equipo que mejor ha jugado al fútbol de todos los que se han visto a ojos de millones de espectadores. Más allá de los títulos con el Barça y la selección, Piqué es una leyenda de este deporte, uno de los mejores centrales de siempre, y no sólo en el ámbito culé: campeón de Europa y del mundo con el Barça, campeón de Europa y del mundo con la selección española. Campeón de todo.
En febrero cumplirá 36 años, edad en la que Piqué todavía esperaba seguir jugando no hace tanto. Pero las cosas vienen como vienen. Por algo siempre fue un barcelonista con iniciativa propia. Nieto de un ex histórico directivo, Amador Bernabéu, a los 16 años, cuando formaba parte de un histórico cadete junto a Leo Messi y Cesc Fàbregas, decidió atender a la llamada de Sir Alex Ferguson y firmar por el Manchester United. Allí creció con un master acelerado en centrales a la sombra de Rio Ferdinand y Nemanja Vidic, pero siempre tuvo en la cabeza el sueño de regresar a Barcelona.
Lo repatrió Txiki Begiristain, entonces secretario técnico culé en 2008, con un perfil tan modesto que sólo costó cinco millones de euros, una ganga. Era el verano de 2008, el verano en que se alinearon todos los astros. Joan Laporta, aún en su primera etapa presidencial, apostó por Pep Guardiola como entrenador y el fenómeno Messi estaba en plena eclosión. Cayeron los tripletes, incluso los sextetes y, en la figura de Carles Puyol, el joven Piqué encontró su polo opuesto, el mentor necesario para acabar convirtiéndose en un central de época, alguien que será recordado por el planeta fútbol como una referencia transgeneracional, como el propio Puyol, o como otros grandes de todos los tiempos, desde Passarella a Franz Beckenbauer, de quien heredó su apodo más celebrado, ‘Piquenbauer’.
De su grandeza como central habla un detalle: Sergio Ramos tuvo que jugar de lateral cuando España ganó su único Mundial, porque el centro de la zaga estaba copado por la icónica pareja Puyol-piqué. Tan icónica, como esa imagen que le acompañará siempre, la de la celebración del 2-6, estirando su camiseta tras marcar el último gol de la saga que decidió la Liga 2008-2009 en el Bernabéu. Sobrado de carisma y también de personaje, Piqué nunca rehuyó las polémicas o las posiciones radicalmente definidas, lo que le granjeó apasionadas adhesiones y furibundos detractores.
La Copa del Rey 2020-21 ganada por el Barça ante el Athletic (4-0) en La Cartuja es el último de los 30 títulos conquistados por Piqué como azulgrana, a los que hay que sumar los dos grandes trofeos que ganó con España: el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012,. También cuenta en su palmarés con 4 títulos en Inglaterra: la Premier 2007-08, la Champions 2007-08, la Copa de la Liga 2005-06 y la Community Shield 2007.
Con el Barça levantó 8 Ligas, 3 Champions 6 Supercopas de España, 3 de Europa, 3 Mundiales de Clubs y 7 Copas. Es el tercer azulgrana con más títulos, tras Messi (35) e Iniesta (32).Y el quinto en partidos (615 y 52 goles) a la estela de Messi, Xavi, Busquets e Iniesta ●
Sorprendió al irse muy joven al United, al volver para triunfar y ahora al decir adiós
Clave en el mejor Barça de la historia, su mejor apodo lo dice todo: ‘Piquenbauer’