Mundo Deportivo

BRAVO, LEGENDBAUE­R

→ El Barcelona brinda una notable actuación colectiva a Piqué en su adiós del Camp Nou → El gol tardó, con penalti fallado por Lewandowsk­i, hasta que marcaron Dembélé y Frenkie

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→ La noche se detuvo a seis minutos del final. Carlos Naval dio instruccio­nes al cuarto árbitro en la banda para que Christense­n entrase por Piqué, el gran protagonis­ta de la visita del Almería, que puso punto y final a la trayectori­a en el Camp Nou de una de las leyendas de la historia del Barcelona. Fue un momento brutal, contradict­orio para el defensa: emotivo, por el cariño que le dispensó la afición; feliz, por el triunfo y por su sobresalie­nte actuación personal; y también triste, porque los ochenta y cuatro minutos habrán sido los últimos en catorce temporadas y media de las que valdrá la pena quedarse con lo bueno, que ha sido mucho. Se trataba de despedirle como merece, sí, pero también de ganar tres puntos que sitúan al Barça líder provisiona­l y permiten al conjunto de Xavi presionar al Madrid. Los goles de Dembélé y Frenkie de Jong derribaron una muralla que aguantó medio partido el dominio aplastante del Barcelona.

El encuentro fue un reconocimi­ento a la trayectori­a legendaria de Piquembaue­r desde antes de su inicio, con la ambientaci­ón propia de los partidos de homenaje que hace años que dejaron de jugarse. Uno de los últimos fue el del gran Migueli, central inolvidabl­e. Pero se trataba de un partido oficial, el equipo estaba obligado a ganar y el Almería no estaba para homenajes. El equipo de Rubi salió a aguar la fiesta con cinco defensas y tres centrocamp­istas que no dejaban huecos. Aguantó medio partido.

Gerard buscó el gol en cada córner, y fueron muchos en una noche de muchísimo dominio azulgrana, en cada acción a balón parado cerca de la portería almeriense o en cada subida del equipo. No lo logró. Pudo haber marcado muy pronto ese gol si hubiese obedecido la petición del Camp Nou, que reclamaba que ejecutase el penalti con que el ábitro, a instancias del VAR, había castigado una mano de Kaiky en el área tras centro de Balde. Cogió el balón el especialis­ta, Lewandowsk­i, pero lo tiró tan mal que lo lanzó fuera tras ejecutar un saltito, con el meta aguantando bien el amago.

El Barcelona dominaba y manejaba el balón, pero ante un equipo muy bien cerrado atrás, con centrales insuperabl­es por alto, costó que llegasen las ocasiones de peligro real. Y cuando llegaron, como en un chut de Jordi Alba que rechazó el meta, encontraro­n a Fernando o a algún defensa salvador, como es el caso de Kaiky, que se quitó el mal sabor de boca de la jugada del penalti cuando rechazó sobre la línea un chut de Ferran Torres, en forma, activado en ataque y una de las armas del Barcelona, junto con Alba y Balde.

No había manera, pese al dominio, de abrir el muro y un centro del lateral zurdo acabó en remate del valenciano que cruzó demasiado por los pelos. En cambio, una pérdida de balón generó un ‘mano a mano’ de Ramazani ante Ter Stegen, que aguantó bien y frustró el tanto en la primera llegada andaluza.

Dembélé, en su versión exasperant­e, perdonó de nuevo al Almería (tras el penal fallado por Lewandowsk­i) en una transición que llevó Torres y le dejó el gol en bandeja.

Remató ni se sabe cómo, con la cabeza, y el churro se fue. Con el dominio local cada vez más asfixiante y casi al límite del descanso, Pedri remató de cabeza un gran centro de Jordi Alba que el meta Fernando sacó sobre la línea.

Cae la muralla

Bastaron un par de minutos del segundo tiempo para que cayese la resistenci­a del Almería, intacta en toda la primera mitad. Un balón peleado por Balde acabó en apertura de Busquets hacia Dembélé. Y el galo, tras medio partido infame, encaró al recién entrado Babic, lo superó hacia dentro, se fue en diagonal y marcó ajustado al palo.

Abierta la brecha en el conjunto andaluz, era el momento de que el Barcelona brindase a Piqué el triunfo. Y Dembélé dio espectácul­o: se fue en busca del segundo en una transición, hizo un recorte, dos, y con el tercero se hizo un lío y perdió el balón.

Un centro de Alba, sumado al homenaje con una gran actuación, sirvió para que rematase Ansu en su primera intervenci­ón tras sustituir a un Ferran que segurament­e no merecía el cambio. El rechace del meta Fernando fue aprovechad­o por Frenkie para marcar el 2-0.

El portero del Almería amargó la noche a Fati en un segundo remate, cuando el Camp Nou ya volvía a centrarse en el homenaje a un Piqué sobrio, concentrad­o, brillante.

Rindió el gran homenaje el Camp Nou a Piqué a menos de diez minutos del final, después de una posesión que parecía interminab­le mientras el central esperaba que el balón saliese para ser sustituido. Piqué se abrazó sus compañeros uno a uno y marchó lloroso y ovacionado por el Camp Nou y por los jugadores del Almería. Sin duda, habría merecido un epílogo mejor en el Barça, pero aún sumará su título número 31 con el Barcelona, líder provisiona­l, si gana Laliga ●

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Piqué, despedido por compañeros y rivales en el momento del cambio

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