El diario de a bordo de Luis Enrique
Las innovadoras sesiones de streaming del seleccionador español enganchan
Luis Enrique ha creado un nuevo género mediático, un poco anárquico pero entretenido. Sus sesiones como streamer están generando unas dinámicas de diálogo que, por ahora, han funcionado con fair-play, corrección e interés. Luis Enrique va como una moto. Se muestra simpático, rápido, irónico y listo. Establece una comunicación directa y distendida. Crea expectativas y una cierta rutina a los aficionados. El técnico está relajado: no tiene el tono de las ruedas de prensa, donde comparece algo más tenso y a la defensiva.
Su estrategia modifica el clima que suele percibirse en este tipo de concentraciones deportivas. Elimina esa atmósfera de sesudez ermitaña para hacer gala de una conducta disciplinada, pero desde la naturalidad. Está tan relajado y aborda tantas temáticas distintas que mete la pata en detalles absurdos, como la ubicación geográfica de Costa Rica .El contenido es un caos narrativo. Luis Enrique pasa de responder como seleccionador a hablar de su etapa como jugador, a comparar situaciones basadas en su experiencia como técnico de club, o atender dudas como loco del ciclismo. Pasa de contestar que en la bici prefiere los frenos de disco que los de zapata, a recomendar restaurantes de Gijón a un doctor que está en un congreso en la ciudad. Responde las preguntas, que se desparraman en el lateral de la pantalla, con un criterio aleatorio que transmite más sinceridad y transparencia. No parece haber nada prohibido o tabú.
Estas conexiones son la versión postmoderna de los diarios de a bordo de antaño o las crónicas de caballeros, expedicionarios o aventureros, una vivencia en primera persona. Crónicas que sirven para entender un contexto, un estado de ánimo y una actitud.
Seguramente el talante de Luis Enrique permite esta dinámica que con otros técnicos no funcionaría. Se trata de dar con la fórmula con la que el protagonista se sienta cómodo. Ha demostrado tener en cuenta a los espectadores, priorizarlos, que éstos se sientan reconocidos y agradecidos. Es posible que el planteamiento haya permitido a la selección sentir a los aficionados más cerca e ilusionados. Y parece que, de momento, funciona ●