Pedri y Gavi, así nacieron los diablos rojos
Menudo debut mundialista de España. De entrada, 7-0 para Luis Enrique. El equipo funcionó como una máquina ante Costa Rica. El espectáculo futbolístico duró 98 minutos, la Roja mostró el mejor fútbol jamás visto en esta fase final de Qatar, colectivamente rozó la perfección y todos los jugadores españoles merecen la máxima nota. Quizá menos el portero, Unai Simón, que no recibió ni un solo disparo en todo el encuentro. Pero la lección de fútbol de Pedri y Gavi fue para ponerse de pie y quitarse el sombrero. Luis Enrique había advertido que el riesgo del primer partido de un Mundial era saltar al campo sobreexcitado.
Pues bien, quien dirigió el ritmo de España, desde el minuto 1, fueron los dos jovencísimos interiores del Barça. Pedri estaba en todas, decía cuándo parar y cuándo atacar. Sin prisa, cambiando de ritmo en el momento adecuado y dando el pase letal. A los ocho minutos, ya había regalado dos caramelos para que marcasen Dani Olmo y Marco Asensio, pero sus disparos salieron lamiendo el poste. A los 10 minutos fue Gavi quien supo filtrar el balón para que Dani Olmo, luciéndose, marcase el primero de la noche. Con 19 y 18 años siguieron dirigiendo el cotarro. Eran dos debutantes en el Mundial que parecían dos veteranos. Dos jugadores vestidos de rojo, de pies a cabeza, que eran dos diablos que asfixiaban al rival con el balón en los pies y que disfrutaban cuando la tenían ellos. El broche de oro, el golazo de volea de Gavi, después de una gran jugada del debutante Alejandro Balde. Otro culé. De La Masia. De 19 años. Gracias Luis Enrique. Arranque descomunal, con seis culés en el campo ●