La mochila de Messi
La mochila que le han puesto a Messi es mucho más pesada que la de cualquiera. Nadie le exige a Cristiano que gane el Mundial, aunque sea su quinta Copa del Mundo y Portugal no la haya logrado nunca. Ni a Harry Kane, para que los ingleses puedan disfrutar la conquista de un Mundial olvidándose del de 1966 en su casa en una final con gol fantasma. Nadie mantiene en la pared el póster de Eusebio, la perla negra portuguesa, o Bobby Charlton, el sir inglés. Pero en la maleta de Messi hay un icono de pelo ensortijado, 1,65 de estatura y 67 kilos de peso. Leo solo ha podido desprenderse de la losa en su etapa en el Barça, pero nunca ha podido escapar de la alargada sombra de Maradona en o con Argentina.
MESSI JUEGA SIEMPRE CON LA
albiceleste contra 12: los 11 rivales y Diego. Repite tanto que quiere disfrutar, sencillamente, porque no lo ha hecho hasta ahora y difícilmente le van a dejar hacerlo. La victoria en la Copa América le liberó de alguno de los fantasmas que lleva en la espalda. Fue un gran éxito. Y una inmensa presión. Se metió en la bolsa a toda Argentina. Toda una nación de gente apasionada se coló en esa ya pesada mochila para que Leo los dirigiera al triunfo en el Campeonato del Mundo de Qatar. Porque para la mayoría de ellos Leo no es Messi. Es Diego. Quieren que sea Diego Messi.
CUENTAN QUE LEO ESTÁ TRANQUILO,
que ayer disfrutó con su familia en la intimidad, mientras recupera el sóleo, el tobillo y la mente. No es fácil, pero debe abstraerse. Su sensacional carrera no debería estar pendiente de un partido, de un trofeo, por mucho que sea lo que más desea en esta vida deportiva que lo ha elevado al número uno mientras ha jugado al fútbol, un juego que no le debe nada porque se lo ha dado todo, al igual que él le ha brindado lo mejor del mundo. Leo debe salir hoy como la pulga que regateaba gigantes, no como el clon de un ídolo argentino con un gran Mundial y menor carrera. Messi hoy tiene que ser Leo ●