Aitor Unzué, el gran hermano de Luis Enrique
→ Se ha convertido en los ojos del seleccionador desde la tribuna, analiza a los rivales y controla el seguimiento de los jugadores de la Premier
→ Aitor Unzué es el ojo que todo lo ve en la selección española. Intenta pasar desapercibido siempre, pero su trabajo es imprescindible y clave en muchas ocasiones. Lo contó Luis Enrique en uno de sus directos. Tiene la visión cenital porque sigue el encuentro desde arriba y va dando instrucciones en todo momento. “¿Qué dice Aitor?”, va preguntando constantemente Lucho a Rafel Pol. Además, argumenta decisiones importantes, como la idea de apostar por Rodri como central porque ya lo había visto jugar ahí en el City. Luis Enrique confió en él y el resultado fue redondo.
Es uno de los analistas, el segundo asistente del seleccionador y el joven del cuerpo técnico. Nacido en Pamplona hace 31 años, el hijo mayor de Juan Carlos Unzué ha heredado casi todo de su padre. Su personalidad y su pasión por el fútbol. Los que lo conocen destacan su perfil bajo y su humildad. Es el hermano tímido de los tres hijos de Juan Carlos.
Lo consideran un ermitaño del fútbol. Analista metódico e incansable. Se empapa de fútbol y Luis Enrique le encargó seguir la Premier League, entre otras ligas. Casi nada. De ahí sacó la idea de meter a Rodri en el eje de la zaga. Todo el día piensa en táctica, incluso cuando se apunta a las pachangas con sus amigos. Es de los que juega en el centro del campo y dirige al equipo, colocando a sus compañeros. “¿De qué trabaja este tipo?”, se preguntan los rivales de su liguilla.
Es una persona callada e introvertida, que transmite optimismo y positividad. Habla a través de su sonrisa. Además, con Luis Enrique comparte la pasión por la bicicleta. Eso también lo lleva en la sangre. Su tío Eusebio Unzué es el team manager del Movistar. Así que siempre que puede se escapa a la Cerdanya para salir a rodar. Es más, se cuida casi tanto como Luis Enrique y está fino como un ciclista profesional.
Desde 2019 con Lucho
Aitor lleva tres años al lado de Luis Enrique. Fue la única novedad
Hijo de Juan Carlos, lleva el fútbol y el ciclismo en la sangre. Él dio la idea de meter a Rodri de central
de su cuerpo técnico cuando retomó las riendas de la selección en noviembre de 2019. Se marchó Robert Moreno y entró Unzué, después de que la RFEF tuviera excelentes informes de su trabajo.
Como futbolista llegó hasta Tercera División, donde disputó más de 100 partidos. Muy joven jugó en el Gavà y el filial del Sabadell y después se marchó a Estados Unidos a probar suerte en el fútbol amateur. Pero tardó poco en ver que lo suyo era entrenar y colgó las botas con 23 años. Tras una breve etapa como analista en El Salvador, se aposentó en el departamento de metodología de La Masia. Y de Sant Joan Despí dio el salto al Celta como analista, formando parte del cuerpo técnico de su padre.
Fue su primera experiencia como profesional y en Vigo ya sorprendió. Todo el mundo habla maravillas de él y descubrieron una perla de los banquillos. De hecho, convenció a su padre para utilizar el andamio que Luis Enrique había dejado en el centro de entrenamiento celtista. Él ya grababa las sesiones desde ahí y posteriormente Juan Carlos subía para dirigir algún ejercicio.
Con su padre también trabajó en Girona, aunque ya lo estaba haciendo con Eusebio Sacristán. En el equipo catalán dejó huella. Allí insisten en su profesionalidad y capacidad de trabajo. Capaz de hacer jornadas maratonianas, empapándose de los rivales y ofreciendo siempre soluciones. Aunque siempre manteniendo ese perfil bajo que le ha caracterizado siempre y que le llevó posteriormente a la selección.
Luis Enrique ha visto crecer a Aitor. Personal y profesionalmente. Conectaba a nivel personal y profesionalmente ha encontrado a su ojito derecho. El que tiene en la tribuna del estadio ●