Mundo Deportivo

Messi gritó “¡vaaamos!” y se liberó

→ Resoplaba leo escuchando el himno, sacó toda su tensión al marcar el gol

- Cristina Cubero

→ Nunca habían cantado el himno argentino con tanta fuerza, gritando, haciendo visible el compromiso con la nación. Nunca se había visto a la albicelest­e tan necesitada de demostrar amor por la camiseta. Se expresaban con sobreexcit­ación quizás consciente­s de que futbolísti­camente no tenían mayor argumento que esperar una genialidad de Messi. Tensión, mucha tensión, y Leo resoplando al final del himno, sacando ese aire que se queda en la barriga y que te mata de nervios.

Caían los minutos y crecía la sensación de que Argentina no perdía porque México arriba no tenía nada. Aburría la selección albicelest­e y eso es terrible si hablamos de un equipo con Leo vistiendo el ‘10’.

Pero llegó el minuto 64 y Leo probó suerte desde fuera del área y sus botas doradas volaron. Disparó alentado por 50.000 argentinos que se estaban dejando la voz y la salud animando y cuando vio que el balón entraba en la portería de Ochoa corrió como nunca hemos visto correr a Messi, corrió gritando “¡vaaaaaamos!” no una vez, ni dos, ni tres, gritaba como un niño mientras lanzaba besos a la grada en señal de agradecimi­ento. Habían creído en él. Habían coreado el “Messi,messi, Messi” y “el que no salta es un inglés”, que es una seña de identidad.

No hubo crítica feroz hacia la albicelest­e después de la derrota ante Arabia Saudí porque Leo dio la cara tras la derrota y les dijo que creyeran. Y se agarraron a las palabras del rosarino para creer.

Corría Messi gritando “¡vaaaamos!” y abrazándos­e al Fideo Di Maria, el que más cree en Leo, tanto como Scaloni, el selec- cionador que sabe que depende tanto de Messi que intenta quitarle tensión.

Corría Messi hacia la grada argentina por fin liberado tras el gol que permite a la selección albicelest­e depender de sí misma para clasificar­se para octavos de final del Mundial.

Cuando Enzo Fernández marcó el golazo que sentenciab­a el partido, Leo le abrazo largo, muy largo, como necesitado de estar ahí, al abrigo de los que confían en él.

Messi pasó de una participac­ión discreta a firmar el golazo de la liberación. Pasó de dibujar fantasmas a rendir homenaje a Diego Armando Maradona de la forma que mejor agradece el pueblo argentino: marcando un golazo.

Seis minutos añadió el árbitro, seis minutos para descontar las celebracio­nes en los dos goles, que fueron más largas. Porque necesitaba Messi celebrar con intensidad.

Siempre le costó a Leo liberar tensiones con la selección pero después de ganar la Copa América parecía que habían superado esa presión descomunal. Formaron una piña y de ahí caminando, agitando los brazos, se dirigieron todos a cantar con la grada... “oé, oé, oé, cada día te quiero más”. El MVP Leo Messi era Leo, el liberado ●

el MVP Leo formó una piña y cantó con la grada ‘oé, oé, oé, cada día te quiero más’

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Foto: efe Eufórico Messi gritó como nunca antes

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