El adiós más emotivo y esperado

Lo que era un secreto a voces, que la carrera de la raqueta más elegante y con mayor talento natural de la historia del tenis estaba acabada, tuvo confirmación oficial el 15 de septiembre de 2022. El suizo Roger Federer no jugaba desde Wimbledon’21, había desaparecido de los rankings a mediados de julio de 2022 y, tras pasar tres veces por el quirófano, no había hallado solución satisfactoria a sus recurrentes problemas en la rodilla. Acababa de cumplir los 41 años y en su legendaria mochila guardaba 20 títulos del Grand Slam, 103 títulos ATP y 301 semanas como nº 1 mundial. Sólo faltaba ponerle fecha a su epitafio.

Roger eligió la Laver Cup, el torneo que él mismo apadrina y que mide a Europa con el resto del mundo, a semejanza de la Ryder Cup de golf, para despedirse. Su último partido tendría una enorme carga simbólica: sería formando pareja de dobles junto al que fue la mayor Némesis de su extraordinaria carrera, un Rafa Nadal junto al que construyó una de las rivalidades más ejemplares de la historia del deporte. El escenario del torneo, el O2 Arena de Londres, donde en la reventa se pagaban hasta 50.000 euros para poder presenciar el último acto de una trayectoria irrepetible.

Federer y Nadal perdieron ante Sock y Tiafoe, una mera anécdota. Luego los sentimientos se desbordaron, con Roger y Rafa hechos un mar de lágrimas, inconsolables desparramados en sus sillas y bajo el abrigo entre otros de los dos restantes miembros del ‘Big Four’, Novak Djokovic y Andy Murray, el póker más dominador de la historia del tenis.

El suizo, siempre exquisito, siempre admirable, hilvanó un bonito discurso en el que tuvo palabras de agradecimiento para su familia, para todos aquellos que le ayudaron en su carrera y también para los que fueron sus rivales más feroces y dijo adiós como siempre quiso hacerlo, con la misma clase con la que sembró la admiración de propios y extraños ●