Mundo Deportivo

“o título MUNDÍAL o MUCHO DINERO”

- Celes Piedrabuen­a

Han pasado meses de su sexto título europeo, ante Jordan Gill. Sigue sin haber nuevo combate. ¿Cómo vive esta incertidum­bre?

Al final dejo que la vida me sorprenda, como siempre, e intento ir tranquilo y esperar que llegue el momento que tenga que llegar. No hay otra. Entreno todos los días y me cuido y ya está, pero es difícil. Yo siempre me espero lo peor, lo peor es viajar a Estados Unidos y pelear por otra eliminator­ia mundialist­a. Es lo que yo creo.

¿Qué es lo que más le gustaría?

Pelear con Leigh Wood, que me dieran tiempo para enfocarlo todo bien y llegar de la mejor forma. Lo que yo espero es que me llamen hoy para pelear mañana, como hacen siempre, y darme la pelea más dura que puedan tener para mí. Es lo que llego a creer, porque en el fondo así ha sido mi carrera, siempre bailar con la más fea y darme el tiempo justo para llegar. Por eso tengo que enfocar toda mi vida para estar bien preparado, es el precio que tengo que pagar.

¿Qué recuerdos tiene de tu última gran victoria ante Jordan Gill?

Creo que volví a sorprender a todo el mundo, especialme­nte en el Reino Unido. Me hizo mucha ilusión ganar una persona más joven (él tiene 36 y Jordan Gill, 28). No se dieron cuenta o no supieron ver que yo trabajo todos los días. No soy de los que deja nada al azar.

¿Le infravalor­aron una vez más?

No me valoraron lo suficiente. Fueron sensacione­s mías, aunque sí que tanto Jordan Gill como su entrenador me respetaron porque ellos sí que me conocen y sabían que yo si iba al Reino Unido era porque estaba preparado y porque había trabajado mucho. Cuando salimos a pelear fuera de casa ya sabemos que o ganamos antes del límite o las cosas no salen como queremos. Hay que ir a tope y tenemos que ganar y punto, como sea.

Probableme­nte, esta situación le genere una presión extra.

Obviamente, porque sabemos que es la única forma que podemos ganar. En Inglaterra o ganas antes del límite o no ganas a un inglés en su casa, ya que te van a hacer todas las perrerías del mundo.

No deja de ser un poco triste esta situación, ¿verdad?

Sí, pero hay que aceptarlo, sobre todo. Cuando vas a Inglaterra tienes que preparar los combates a muerte y no dejar nada al azar. Tienes que trabajar en el ring con la precisión de un reloj suizo y salir a ganar y darlo todo.

Y esa fue su actitud ante Gill.

Sí, pero también es verdad que todo salió perfecto. Ganamos antes del límite y yo pensaba que el combate sería más largo. El secreto es que trabajo mucho más para que las peleas sean duras.

Sí, pero este planteamie­nto no salió ante Josh Warrington y la encerrona.

Yo creo que hice mi trabajo, que fue pelear hasta el final, y lo que sí pienso es que a mi antigua esquina le faltó experienci­a. Pero las cosas cambiaron para mí a partir de aquel día, y de hecho decidí cambiar de equipo de trabajo. Creo que no me cuidaron en la pelea. En el ring me sentí solo, y tras el combate perdí la confianza en ellos. Y un boxeador no puede perder ni la confianza en su esquina ni la motivación. Un boxeador no puede boxear si no tiene la seguridad de su esquina. En el equipo que tenía los entrenador­es no se llevaban bien entre ellos y esto nos pasó factura después.

¿Lloró mucho en casa?

Yo trabajo muy duro para conseguir las cosas, y para preparar bien el combate ante Josh Warrington le eché muchas ganas durante mucho tiempo. Sí, lloré mucho porque no quería perder el título mundial y me frustró mucho. Tuve que introducir algún cambio para volver a pelear, pero siempre he logrado salir adelante. Lo he hecho desde que era niño. Desde que era niño he trabajo muy duro para conseguir lo que he logrado, ya pagué un precio muy alto en mi niñez para estar donde estoy. Y sí, estuve llorando mucho tiempo en mi habitación. Sólo mi familia sabe lo que viví y de hecho tuve que trabajar mucho con un psicólogo.

¿Qué le dijeron sus hijas?

En este tipo de situacione­s lo primero que te toca es tragarte el ego, el orgullo y olvidarte del dolor, no queda otra que seguir creyendo en ti mismo y te toca ser padre y que tus hijas te vean trabajar y luchar, que no te vean caer en cosas fáciles como pueda ser el alcohol o las fiestas. Tampoco hay que buscar un culpable. Trato que no me vean sufrir. ¿Le pasó por la cabeza dejarlo?

Sí. De hecho, mi mujer constantem­ente quería que lo dejara y mi padre, también. Mi equipo quería que dejara de boxear. Todos querían que lo dejara, pero no me gusta dejar las cosas a medias, y además es un lujo que no me puedo permitir.

Y siempre apoyando al Elche, no hay combate en el que no suba con la camiseta de su club de fútbol.

Hay que apoyarlos más aún ahora que las cosas no les van bien. Lo cierto es que esta temporada pinta fea. No, no he tenido tiempo de ir a Martínez Valero esta temporada por ahora. Llevo una rutina muy exigente y no suelo salir. ¿Qué planes tiene para el 2023? Estoy esperando a que nos llamen los ingleses a ver qué nos ofrecen y Óscar (su mánager) me diga cuál es la mejor opción. Me gustaría irme como campeón del mundo. Ya he pagado un peaje muy grande y ahora lo que me viene es hacer un Mundial. Creo que me lo he ganado.

Campeón de seis europeos en dos divisiones y dos títulos mundiales en pesos distintos. ¿Aspira a pasar a la historia como el primer español

con tres títulos mundiales?

La verdad es que sí, claro que lo he pensado. Tener un reto en mi vida es lo que me motiva y me anima a levantarme de la cama cada día. Imagínate cómo me levantaría si fuera capaz de ser campeón del mundo en tres divisiones diferentes. No sé, ya veremos, el tiempo dirá. En mi vocabulari­o, y pese a mis 36 años, la palabra imposible no existe.

De los seis títulos europeos, ¿a cuál da más importanci­a?

Al primero (2006 ante Salem Bouaita) y al último (este año ante Jordan Gill). El primero porque me abrió las puertas a conseguir todo lo que tengo y el último porque me abre las puertas a otro título del mundo y a seguir creyendo en mí, que era lo más importante. Todos los títulos fueron muy buenos y muy difíciles, pero el primero y el último creo que han marcado mucho mi vida. Siempre vigilando su físico y la bolsa que le ofrezcan en sus combates.

No quiero irme del boxeo con una lesión o tener una frustració­n, porque también puedo vivir muy mal psicológic­amente el día de mañana. Estoy esperando a ver qué decisión tomo, si sigo o no. No voy a seguir pagando peajes por poco dinero o aceptando peleas que no me interesan. Ahora, a estas alturas, o voy a por un nuevo título mundial o a por un combate que me den mucho dinero, o se ha terminado mi historia en el boxeo. Tengo que cuidar mi físico y tengo que cuidar de mis dos hijas. El dinero es lo que me va a a garantizar mi jubilación, aunque preferiría hacer un Mundial por un poco menos de dinero.

Si echa la vista atrás y ve todo lo que ha conseguido...

¿La verdad? No me lo creo, cumplí, logré muchas más cosas de las que soñé cuando era niño.

¿Qué conserva de sus inicios?

Las fotos que me hicieron en mi niñez. Mi madre las tiene todas en casa, ella lo guarda todo, y los recortes de los grandes momentos.

¿El boxeo le ha tratado bien?

Sí, me ha dado mi casa, los bienes que tengo. Me ha permitido escribir mi historia que me dará trabajo. He cuidado mucho el dinero que he ganado y lo he invertido bien.

Cuando llegue el momento de decir adiós, ¿cómo le gustaría que le recordaran?

Como un boxeador que luchó por todo en la vida, que nunca se rindió, que peleó con todos los mejores y que nunca evité a nadie a lo largo de mi carrera ●

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Foto: MANEL MONTILLA Kiko Martínez suma dos títulos mundiales y seis coronas europeas en su prolongada trayectori­a en el boxeo, a sus 36 años

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