El éxito anónimo detrás del MIC
→ Más de 300 voluntarios de hasta 16 países distintos son la clave del torneo
→ Aquellos que experimentan el MIC una vez quedan enamorados de ello. Todos saben que se trata de un torneo único y diferente, y por eso son ya más de veinte ediciones las que se han realizado, superando incluso una pandemia de por medio hasta tal punto que dos años después se confirma la recuperación.
David Bellve y Juanjo Rovira son las caras visibles del éxito de este MIC. Ellos fueron los valientes propulsores que se lanzaron a la piscina y ahora han creado un binomio inseparable con la Diputació de Girona, con la que, como poco, van a estar por cuatro años más. Junto a ellos hay un equipo, formado por Nico Molins, Carme Coll, Marc Vericat, Carles Rosell o Miki Lois entre tantos otros, que permiten que todo funcione, llegue hasta donde tiene que llegar y que edición tras edición se vaya superando.
Aun así, detrás de todos estos protagonistas principales, están los anónimos que son el secreto del éxito que tiene el MIC. Se trata de los voluntarios que trabajan sin cesar durante toda la semana, con ganas, ilusión y buen rollo para que todo marche como es debido. Y no es sencillo. Se cubren más de 40 terrenos de juego, se gestionan a más de 7.000 personas, con horarios, hoteles, autocares... Un sinfín de tareas de un engranaje intrincado en el que ellos son la grasa que les hace funcionar.
Esta vez fueron más de 300 los voluntarios que trabajaron en un MIC más internacional que nunca. Y es que engancha tanto que había hasta 16 nacionalidades representadas. Quién viene al MIC, vuelve. Y ellos seguro que lo harán ●