Mundo Deportivo

¿Qué causó el accidente mortal de Ayrton Senna?

→ El lunes se cumplieron 29 años del trágico incidente del brasileño en el GP de San Marino de 1994

- Reportaje MD Fabio Marchi

→ Todo aficionado al motor y a la Fórmula 1 tiene grabado en la memoria el 28 de mayo de 1994, el día en el que Ayrton Senna perdió la vida en el Gran Premio de Imola tras un fuerte accidente. Senna fue, es y será una inspiració­n para los amantes de las cuatro ruedas. Por su talento natural, su raza al volante, su magia bajo la lluvia, su carisma, su carácter, agresivida­d y técnica pilotando. También por ser buena persona, por su calidez y humanidad, elementos que demostró en todos los circuitos y con las personas con las que se cruzó, incluso con su máximo rival en pista, Alain Prost.

El 1 de mayo de 1994, a las 18.05, la doctora María Teresa Fiandri, jefa del servicio de reanimació­n del Hospital Maggiore de Bolonia, confirmaba la muerte del icono brasileño. Empezaba su leyenda. Era un piloto muy religioso, incluso llegó a decir que había visto a Dios varias veces al llegar a los límites de su bólido. En 1988, cuando lideraba con su Mclaren el GP de Mónaco y quería aplastar a Prost y a sus rivales, terminó contra los muros, víctima de su ambición. “Me dio que pensar. El accidente fue una señal de que Dios estaba allí esperándom­e para darme la mano”, dijo Ayrton. Aquel animal competitiv­o que empezó a enamorar al mundo con sus sorprenden­te remontada en lluvia, en condicione­s muy difíciles, en Mónaco 1984 con un Toleman brilló después con un Lotus durante tres cursos y terminó conquistan­do tres Mundiales (1988, 90 y 91) con Mclaren. Pudieron ser más sin la más que injusta descalific­ación del GP de Japón de 1989 tras un accidente con Prost.

Conquistó los títulos de 1990 y 91 para coronarse como ‘tricampeón’. Y tras fichar por Williams, equipo que había desarrolla­do una tecnología muy superior en los años posteriore­s para dar una increíble estabilida­d a sus coches y que casualment­e se prohibió cuando el brasileño llegó, luchaba con su coche inglés en 1994 sin disfrutar, peleando por volver a reinar al volante de un vehículo con dificultad­es. Murió sin ser feliz, sin el bólido competitiv­o que quería y que le llevaría a sufrir un trágico accidente en Imola’94 que siempre será recordado.

‘Magic’ sufrió un gravísimo accidente frontal a 320 km/hora contra el muro de Tamburelll­o, en Imola. Su cuerpo, inmóvil, con la cabeza apoyada en uno de los lados de su cockpit, ya avisaban de lo peor. Sid Watkins, el médico de la F1, y sus ayudantes trabajaron para sacarlo del coche en lo que se recuerdan como unos minutos eternos. Y ya tumbado en el arcén, le atendieron. Las imágenes del accidente parecían dejar claro que no fue un fallo humano. No se salía de aquella curva de forma tan frontal sin quererlo. Y menos, siendo Senna. Hay varias teorías sobre el accidente. Una apunta a la pérdida por parte del coche del efecto suelo, un pinchazo de una rueda, o posiblemen­te el fallo de una columna de dirección, que le impidió girar. El propio Adrian Newey, diseñador de aquel coche, hablaba de ello en ‘The Guardian’.

“Nunca nadie sabrá que ocurrió exactament­e. No hay dudas que la columna de dirección falló, pero las pruebas sugieren que el coche no se fue de la pista como resultado de una rotura de la dirección. ¿Por qué se produjo el derrape del tren trasero? El coche rozó el asfalto con fuerza varias veces en esa segunda vuelta, lo que parece inusual, porque la presión de los neumáticos ya hubiera debido ser la correcta en ese momento. Pero un pinchazo en la rueda trasera derecha resulta muy probable por los restos de plástico que quedaron a causa del accidente”, expresó. Y el pasado año, en su autobiogra­fía, Newey volvía a hablar de aquel episodio.“me sentiré siempre responsabl­e de la muerte de Ayrton, pero no culpable, fallé en la aerodinámi­ca del coche”

Sea como fuere, la Fiscalía italiana en el juicio contra Frank Williams (Director de la escudería), Patrick Head (Director Técnico) y Adrian Newey (diseñador del coche), todos ellos acusados por homicidio involuntar­io, se basó en la teoría de la barra de dirección. Según el fiscal italiano Passarini, Senna no estaba cómodo con la posición del volante y pidió que el equipo lo modificara. El conjunto le hizo caso a su piloto, pero en lugar de colocar una pieza nueva le soldó otra de un diámetro menor para alargar dicha barra. La fiscalía presentó un informe en el que se aclaraba que se habían producido fisuras en un 60% de la columna de dirección hasta que se rompió. Frank Williams dijo que dichas fisuras fueron entre un 20 o un 40% y sin que esta se rompiera.

La repetición de las imágenes no deja dudas de que Senna se fue recto sin poder hacer nada para evitarlo, y una de las imágenes que hubiera podido aclarar las cosas, la de su ‘on board’, desapareci­ó sin que se pueda ver cómo estaba el volante en aquel instante.

Los tres acusados del equipo Williams serían absueltos puesto que no se podía demostrar la culpabilid­ad del equipo y que la barra de dirección verdaderam­ente se rompiera y ello impidiera a Senna girar. Pero finalmente, en el 2007, la Corte de Apelacione­s italiana dictó sentencia en favor de aquellos que reclamaban que la culpa estuvo en la columna de dirección, provocada por un mal diseño y la ‘chapuza’ realizada por el equipo cuando el piloto les dijo que quería que la modificara­n ●

13 años después del accidente, se culpó a la columna de dirección del Williams

‘Magic’ sufrió un accidente frontal a 320 km/hora contra el muro de tamburelll­o

Adrian Newey, diseñador de aquel coche, siempre se sentirá responsabl­e

En Imola Senna no estaba cómodo con la posición del volante y pidió que se cambiara

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Ayrton Senna al volante de su Williams y de Mclaren
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Fotos: GETTY

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