Xavi vibra más que en sus días de futbolista
→ Celebró su primera Liga como técnico en la última rúa de Busi y en la que bailó Lewy
→ Fueron siete kilómetros de recorrido y más de tres horas en autobús. No, nada que reclamar al transporte metropolitano. Esta vez el largo viaje fue altamente disfrutado. La Rúa de los campeones y de las campeonas sacó a la calle a buena parte de la Barcelona que se siente del Barça, que aún es mucha, y más en estos tiempos. Muy modestas suenan esas cifras oficiales del Ayuntamiento (¡¿79.000?!). Había ganas de celebración, porque últimamente el culé estaba hambriento de alegrías y hastiado de sinsabores.
Que habían pasado unos cuantos años de las anteriores rúas hay una prueba irrefutable: quedaban muy pocos (Alba, Roberto...) de los que ganaban títulos como si fuera una cadena de montaje. La primera Liga post-messi es la primera de Xavi Hernández como entrenador y la última de Sergio Busquets en el Barça. Si el capitán gozó desde la ‘azotea’ del bus con una actitud casi zen, feliz por irse poniendo la guinda a un carrerón, al entrenador se le vio liberado, más proactivo incluso que en sus rúas de jugador, al cumplir con una autoexigencia vital para el club: ganar. Lo vivió con la luminosidad del padrino del novio en la boda. Saludó a la calle, levantó el puño y hasta se tomó alguna cerveza junto a su hermano Òscar, en una rúa que podría haber tutelado Lewandowska por el aire ‘healthy’ que emanó (memoria tenemos). Por cierto, Lewandowski se animó a bailar. El Pichichi que ve más puerta que nadie formó parte del club de las gafas oscuras, como Ronald Araujo, elevado ya a nuevo líder carismático culé, con la bandera uruguaya de capa.
Raphinha habla de futuras rúas
También lucieron las lentes ‘Blues brothers’ Dembélé y Raphinha, quien casi le dio una noticia al siempre brillante Marc Brau, de la gran Barça TV: “El próximo año queremos más”. Seguir en esta familia de bien avenidos que ha sido el Barça 2022-23 atrapa. Veremos si quiere quedarse Jordi Cruyff. Que estuviera en el bus no es mala señal. Luego estuvo el sector centroeuropeo, festejando con austera felicidad, como el Zamora Ter Stegen y Frenkie, a quien su recortable de cartón, que asomó en un balcón de la ciudad que tanto le gusta, le confirmó que el cariño del culé lo tiene asegurado ●