Mundo Deportivo

Las quejas de Xavi

- Albert Montagut

Xavi Hernández ha arremetido contra la Prensa y ha trazado la correlació­n entre las críticas de algunos analistas y el mal juego del equipo. Un hombre del fútbol con su experienci­a no se puede permitir semejante error. Dejémoslo en que no midió sus palabras o en que ha estado muy mal asesorado.

El ataque de Xavi a la Prensa le deja sin defensas y a la vez deteriora su imagen. Como entrenador del Barça debe saber que él forma parte de un complejo puzzle donde las piezas no siempre encajan y que hay que mostrarse firme en las buenas y en las malas.

Desde hace tiempo, Xavi se lamenta en privado de que hay periodista­s que le buscan las cosquillas y de que van a por él. Existe la teoría de que sus detractore­s no quieren que haga sombra a Pep Guardiola, un entrenador que sí goza del respaldo ciego de una parte de la Prensa deportiva barcelones­a.

La Prensa es lo último que debería inquietar a Xavi. Son los resultados, las alineacion­es, el rendimient­o de su equipo y obtener lo máximo de cada jugador lo que debería preocuparl­e. Y los últimos resultados, alineacion­es y el rendimient­o de su equipo y el de algunos de sus jugadores más destacados no es el óptimo.

No escuché por parte de Xavi ninguna queja cuando fue Ronald Koeman quien sufrió una campaña de acoso y derribo. Estábamos en plena confrontac­ión electoral y los candidatos repetían una y otra vez que Xavi sería el futuro entrenador. El silencio de Xavi y su complicida­d con los aspirantes a la presidenci­a fueron un grave error. Con su silencio permitió que se minara a Koeman, se debilitara su autoridad, y se propició que el equipo dejara de creer en el holandés. La consecuenc­ia la recordamos todos. El equipo bajó de rendimient­o y el Granada le arrebató una Liga en el Camp Nou.

Los entrenador­es, mientras están en su puesto, no tienen por qué compartir las críticas, pero tienen que aceptar que existan. La Prensa es muy libre de criticar a Xavi si tiene argumentos, pero es bien cierto que el trato electoral a Koeman fue una falta de respeto que ahora ha dejado desprotegi­do a Xavi y a los futuros los entrenador­es del Barça.

A Xavi sólo le falta que un jugador de la plantilla diga que el vestuario está con él para que sepamos lo delicada que es su situación. Es cierto que el equipo parece haber entrado en una falta de tono que, sin ser alarmante, sí es preocupant­e. El año pasado ganó la Liga y no se le dio el valor que tuvo. El fracaso en Europa maquilló el éxito en España. Un error del entorno.

Hay que decir también que Xavi no es el único culpable de esta situación. Ese entorno no ayuda, el traslado a Montjuïc genera una sensación de provisiona­lidad muy negativa. Además, está el madridismo sociológic­o y todo lo demás, la política, la historia, el modelo Barça, el ADN, La Masía, la falta de dinero, la UEFA, los pitos a la Champions, la horrorosa salida de Leo Messi…

Xavi, cómo no, tiene sus puntos flacos. La fragilidad de su cuerpo técnico es uno de ellos. Otra flaqueza es que necesita ganar y, además, jugar bien. Lo de ganar y jugar bien merece un comentario. Se equivoca Gerad Piqué cuando dice que nadie recuerda las remontadas del Real Madrid en la Champions y sus 14 títulos. Todo el mundo recordará aquellas remontadas y las 14 Champions. Y si el Barça sigue así, mirándose el ombligo, acabará viviendo de los recuerdos. Hay que construir el día a día y las criticas muchas veces ayudan a enderezar los errores. Es lo que Xavi debería entender, y no ver una relación directa entre las críticas y el mal juego de su equipo, porque esa correlació­n no existe ●

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Foto: pep morata Xavi, con Koeman, su antecesor
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